El placer de la comida y el buen ambiente han sido a lo largo de una década las constantes de los restaurantes madrileños Makkila, que abrió sus puertas en la calle Almagro en 2011, en pleno barrio de Chamberí, en una propuesta de aire industrial e informal que tenía la misión de trasladar a los madrileños a una refrescante experiencia que proporcionara un momento de desconexión.
Sin olvidar la buena comida y el cuidado por los detalles, Makila ha ido creciendo en estos años y al de Almagro 22 se han ido sumando otros establecimientos en Serrano 110, Fernando VI 2, Núñez de Balboa 75 –con música en directo de miércoles a sábado- y Príncipe de Vergara 204, que es la apertura más reciente. El ADN informal y divertido no se ha perdido, pero ahora hay un nuevo enfoque gastronómico donde el producto y la creación ganan presencia en un espacio para compartir comidas y buenos momentos en la mejor compañía.
Antonio Pedrosa D’Oruellas, CEO y Cofundador de Grupo Makila, define la nueva carta como ‘fusión cañí’, un concepto que hace referencia a lo castizo, en el que la única norma es que no hay normas si se mantiene la esencia española. Son productos frescos, elaboraciones caseras preparadas al momento para crear una cocina moderna, adaptada a los clientes para que viaje y disfrute de la gastronomía.
El chef ejecutivo de Makkila es Luis Bordá, quien innova a partir de recetas clásicas españolas para transmitir esa esencia tan castiza típica de Madrid. El menú cambia varias veces al año, guiándose en los productos frescos para crear platos perfectos que se comparten en familia o entre amigos, elaboraciones 100% caseras cocinadas a diario. “He intentado que cada cosa que se haga tenga un por qué, un cómo y un dónde. Que no se trate de hacer únicamente un buen plato, sino de identificarse con su origen y transmitir la esencia de ese país o región”.
Platos imprescindibles como la tortilla poco cuajada con cebolla caramelizada siguen estando presentes en la carta, al igual que la mítica ensaladilla acompañada de chanquetes fritos. Además, en la actualidad, el grupo se encuentra en una etapa de cambio gastronómico, con platos están orientados a la alta cocina e influenciados por distintos lugares del mundo, pero manteniendo siempre la base tradicional. Makkila se ha convertido en una casa de comidas moderna, adaptada al cliente y con un solo fin: viajar y disfrutar a través de la gastronomía.
En la nueva carta hay platos de toda la vida, pero fusionados e influenciados con las mejores esencias gastronómicas del mundo, como el rabo de toro al estilo pequinés, las zamburiñas al sweet chili y cebolleta china, o los baos de torreznos glaseados con Char Siu.
Para la decoración de los restaurantes se han creado distintos ambientes con una base clásica y elegante, piezas originales y únicas con toques españoles muy eclécticos. El resultado son espacios acogedores donde desconectar y disfrutar, por ejemplo en una biblioteca llena de libros y elementos de la cultura española. Antonio Pedrosa, CEO y Cofundador de Grupo Makkila, tenía una empresa de decoración antes de dedicarse a la hostelería, y opina que la decoración “es parte fundamental de nuestro negocio, donde además pongo mi sello personal”. Más información y reservas en https://makkila.com/