La primera tarjeta SIM comercial del mundo fue entregada en 1991 por la compañía Giesecke+Devrient (G+D) al operador GSM finlandés Radiolinja –actualmente Elisa- y tenía el tamaño de una tarjeta bancaria, permitiendo extraer el plug-in adecuado en función de la dimensión de la ranura del dispositivo.
Las funcionalidades de las tarjetas SIM han crecido de forma notable en estas tres décadas, pero su función base –conectar el mundo y almacenar datos de forma segura- no ha cambiado. En su interior se aloja un microprocesador y un sistema operativo que proporciona acceso seguro a la red de telefonía móvil, la única solución en la actualidad, y lo seguirá siendo también en el sector de Internet de las Cosas (IoT), donde actualmente se centran las innovaciones.
El desarrollo de las tecnologías que integran las tarjetas SIM comenzó mucho antes, pues G+D ya registró la primera patente de las tarjetas inteligentes en 1968, y en 1989 se definieron y estandarizaron las tarjetas insertables e intercambiables. A finales de la década de 1990 se produjo otro hito con la publicación del estándar SIM Toolkit, que permitió implementar aplicaciones para banca móvil o servicios de información, al tiempo que se iba reduciendo su tamaño.
La tecnología eSIM (2012) fue otra revolución al permitir la descarga del perfil SIM en el dispositivo, abriendo posibilidades completamente nuevas para la digitalización y optimización logística. Para ello, se instala en el dispositivo, como un chip permanente, un módulo SIM genérico, denominado eUICC (tarjeta universal de circuito integrado) y la personalización se realiza de forma remota al proporcionar, a través de comunicaciones móviles o WLAN, los datos de los operadores de red. Los fabricantes de teléfonos inteligentes, tabletas y relojes inteligentes están equipando cada vez más dispositivos con tecnología eSIM.
El desarrollo de SIM sigue avanzando y G+D ya trabaja en nuevas soluciones, especialmente en el área de IoT, que goza de un rápido crecimiento. No en vano, hay tres propiedades cruciales para garantizar que la gran cantidad de dispositivos en el área IoT, el conocido como ‘IoT masivo’, pueda utilizarse con garantías de éxito: autenticidad de los datos, protección de los datos y seguridad del sistema. Y para ello las eSIM y los eUICC son imprescindibles al cumplir todos los criterios críticos necesarios para el negocio, desde la gestión remota hasta el aseguramiento de la integridad de los dispositivos y de los datos trasmitidos.
En paralelo, la tecnología eSIM sigue evolucionando en el campo de las iUICCs (tarjeta universal de circuito integrado), también conocidas como SIM integradas, foco de innovación y desarrollo para G+D. La iUICC es un elemento a prueba de manipulaciones (TRE) dentro de un SoC (sistema en un chip), de forma que la SIM ya no es un módulo hardware dedicado, sino un componente hardware aislado combinado con un chipset de banda base que forma un módulo único de conectividad. Son la última evolución de SIM y tienen un potencial enorme al ofrecer numerosos beneficios a la industria IoT.
Según el CEO de G+D Mobile Security, Carsten Ahrens, “G+D ha jugado un papel crucial en el mundo de las tarjetas SIM en términos de desarrollo, tecnología y gestión. Siempre hemos creído en el alto potencial de SIM y los desarrollos nos han dado la razón. Aplicaciones que parecían impensables hace pocos años, como las llaves digitales para automóviles o la conducción conectada, hoy son una realidad y el desarrollo no se detiene. En el sector IoT en particular, la tecnología SIM continuará imbatible su camino al éxito y contará nuevamente con el apoyo tecnológico de G+D”.