Jaguar XF 2.0D AWD 180CV
11 de julio de 2016 NovedadesRefinamiento, exclusividad y tracción total lucen en el renovado XF que, además, se asocia a un eficiente motor turbodiésel.
El bloque 2.0D de cuatro cilindros, de combustible diesel, consigue unos consumos inferiores a los del seis cilindros TDV6, que también se ofrece en este modelo. Pero añade, además, un importante argumento: el precio. Se puede adquirir un XF 2.0D de 180 CV, de propulsión trasera y acabado ‘Pure’ desde 44.421 €, o un XF 2.0D de 180 CV automático AWD, de tracción total con acabado Prestige, como el probado aquí, por 54.670 €.
Si hablamos de diseño, la berlina británica ofrece una atractiva carrocería, con cierto aire de cupé, que se desmarca de los más tradicionales Audi A6 o BMW Serie 5.
La reciente renovación le ha servido para reducir 7 centímetros su longitud y 3 su altura, aunque sigue siendo uno de las berlinas más grandes de su categoría, pues llega casi a los 5 metros.
El interior es muy amplio, con unas holgadas plazas traseras, especialmente si hablamos del espacio para las piernas, sin embargo, el gran túnel de transmisión impide a tres adultos viajar detrás con comodidad. Tampoco sobra distancia al techo en esas plazas.
Los cómodos asientos de serie están tapizados en piel. La regulación eléctrica de los delanteros permite enseguida alcanzar una cómoda posición de conducción, aunque el reglaje lumbar y la memoria de posición son extras que hay que pagar a parte (661 €).
Por su parte, el maletero es de los más capaces entre los rivales, con 540 litros de capacidad. Opcionalmente, puede contar con apertura y cierre eléctricos (1.403 €, incluyendo el sistema de acceso sin llave)
El cuadro de instrumentos muestra dos grandes relojes y una vistosa pantalla digital, que muestra el programa de conducción elegido entre cuatro disponibles.
Además, en el centro del salpicadero se encuentra una pantalla de 8,0 pulgadas que agrupa las funciones de navegador, multimedia, climatización, teléfono y el sistema de infoentretenimiento ‘Jaguar InControl’. Dispone de serie con un sistema de alerta por cambio involuntario de carril, pulsador de arranque por botón, freno de estacionamiento eléctrico y un bonito selector de cambio, en forma de cilindro, que emerge automáticamente al arrancar el motor.
En cuanto a la mecánica, el turbodiésel 2.0 Ingenium utiliza un bloque de cuatro cilindros y 1.999 centímetros cúbicos, que alcanza 180 CV de potencia a 4.000 rpm y un notable par máximo de 430 Nm desde las 1.750 vueltas. Se trata de un agradable propulsor que, en el mejor sentido de la frase, no parece un Diesel. Es muy suave, silencioso, elástico y utilizable en un amplio rango de revoluciones. En cuanto al consumo, homologa 4,9 litros cada 100 kilómetros. El real, medido por nosotros en la prueba, alternando ciudad y carretera, fue de 5,9/100 Km. En cuanto a prestaciones, anuncia una velocidad máxima de 222 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 8,4 segundos.
Jaguar ha tenido el acierto de asociar este propulsor con una caja de cambios automática de ocho velocidades, con convertidor de par, denominada ‘Jaguar Secuancial Shift’, fabricada por el especialista alemán ZF y la nueva tracción total AWD para darle un importante plus de seguridad sobre todo tipo de firme.
La tracción total inteligente ‘AWD’ de Jaguar, con el motor dispuesto longitudinalmente en la parte delantera y propulsión trasera, es diferente de la que acostumbramos a ver en los modelos de otros fabricantes. El XF AWD prioriza la entrega de fuerza sobre el eje trasero, transfiriendo automáticamente parte de ella a las ruedas delanteras en caso de necesidad, cuando la centralita electrónica “IDD” (Intelligent Driveline Dynamics), integrada en la caja de cambios, detecta una mínima pérdida de tracción, en un proceso imperceptible para el conductor, que no lleva más de 165 milisegundos.
Además de las ventajas inherentes sobre piso deslizante, este sistema se muestra más eficiente que otros sobre asfalto seco, reduciendo las pérdidas parásitas en la transmisión y manteniendo el carácter de la propulsión trasera, propio de Jaguar. A la vez, se aprovechan las ventajas de la tracción delantera adicional cuando, en el caso de un exceso de fogosidad del conductor a la salida de una curva, por ejemplo, transfiere una parte de la fuerza hacia delante para reducir un exceso de deslizamiento del eje trasero o sobreviraje.
Este sistema de tracción total es aún más efectivo gracias a la tecnología ‘ASR’ (Adaptive Surface Response), similar en concepto al “Land Rover Auto Terrain Response”, si bien no tiene la posibilidad de seleccionar manualmente los diferentes modos de tracción. El “ASR” adapta automáticamente la respuesta en cada situación, según los parámetros del motor, caja de cambios y el control de estabilidad, permitiendo al conductor manejar el volante con toda seguridad, incluso en las superficies condiciones más difíciles.
El XF, ofrece dos modos de funcionamiento, uno para superficies de muy baja fricción, como hielo, y otro para superficies de agarre medio, como asfalto mojado o grava. El sistema cambia automáticamente los modos para adaptarse a las condiciones del momento, dejando libertad al conductor para concentrarse en la conducción. La ingeniería de estos sistemas proviene directamente de la gran experiencia de la firma Land Rover en tecnologías de tracción a las cuatro ruedas.
Este sistema mejora el ya excelente comportamiento de las versiones de propulsión trasera. En las curvas más cerradas, aún con asfalto seco, el tren delantero se dirige fácilmente hacia el vértice interior y un franco pisotón al acelerador fuerza la adherencia del eje trasero, que dibuja la circunferencia de la curva sin apenas exceder la trazada por las ruedas delanteras, sintiendo como “tiran” del coche y le mantienen por su sitio.
J.M.Quintana – www.vidapremium.com