Sólido y bien hecho, el actual S60 se renueva con un equipamiento más completo, motores más potentes y de menor consumo.
La actualización estética del anterior V60, aparecido en 2010, afecta ligeramente al frontal y la parte posterior, mientras que, en el interior, el cuadro de instrumentos es nuevo, con una pantalla táctil en color configurable y el sistema multimedia ‘Sensus Connected Touch’ que permite crear una red WIFI en el coche, además de la conexión a internet para navegar, oír música, búsquedas mediante Google y otras aplicaciones.
El perfil es indudablemente atractivo, con el techo descendente y una zaga muy bien resuelta. Tiene capacidad para cinco plazas, con mucho espacio para las piernas de los ocupantes traseros. La capacidad del maletero no es su punto fuerte, pues cubica 380 litros, algo por debajo de la de las berlinas Premium alemanas, como Audi A4 y BMW Serie 3, que ofrecen 480 litros cada una de ellas.
Desde que nos sentamos en sus asientos, que abrazan como butacas, el confort es lo que más llama la atención del S60. Con tres niveles de dureza de suspensión (‘Comfort’, ‘Sport’, ‘Advanced’), seleccionables mediante unos botones en la consola central, cualquier viaje resulta placentero para todos los ocupantes.
La elección de la suspensión es cuestión de gustos. El nuestro se inclina por la opción ‘Sport’ que, sin dejar de ser confortable, permite una conducción más dinámica, con apoyos firmes a la hora de abordar curvas enlazadas sin inercias de la carrocería.
Supera los baches sin apenas movimientos que afecten al interior. Apenas hay ruido del motor, y sólo el sonido del viento, al rozar con los retrovisores, llega a notarse.
Está disponible con dos propulsores turboalimentados de gasolina (190 y 245 CV) y cuatro diesel (120, 150, 190 y 224 CV).
De estos últimos, hoy analizamos el más equilibrado, a nuestro parecer. Se trata del denominado ‘D4’, un turbodiésel de cuatro cilindros con dos litros de cilindrada, que obtiene 190 CV de potencia. Está totalmente construido en aluminio, alimentado por inyección directa por conducto común y turbo de geometría variable.
Mientras que la caja de cambios de serie es una manual de seis velocidades, con la que anuncia un consumo medio de 3,9 litros cada 100 kilómetros, nuestra unidad de pruebas equipa la automática de ocho, provista de levas en el volante, con un consumo homologado de 4,3 l/100 km.
Con esta mecánica, el S60 es rápido, suave y muy silencioso. El motor responde inmediatamente a la menor insinuación del pedal del acelerador, incluso a bajas revoluciones. La dirección es suave y bien calibrada (la mejor entre los Volvo que hemos probado), mientras que la caja de cambios automática trabaja perfectamente, sin que se noten los saltos entre cada marcha. Solo nuestra afición por probarlo todo nos impulsa a manejar las levas del cambio en cuanto nos internamos por carreteras viradas, con la conclusión de que es preferible dejar que el cambio trabaje por sí solo, evitándonos complicaciones.
En materia de eficiencia, el nuevo S60 D4 de 190 CV con cambio automático, consume realmente poco. A lo largo de la prueba hemos registrado una media de 5,9 l/100 km, a lo que ha ayudado el sistema Stop/Start, de parada y arranque automático en las detenciones, y la desconexión automática de la caja de cambios al levantar el pedal del acelerador en las bajadas, aprovechando la inercia obtenida para avanzar ‘a vela’, sin que el motor consuma carburante.
El equipamiento en materia de seguridad es impresionante: Desde señales sonoras y acústicas, al superar las líneas del carril de las carreteras, pasando por avisos de vehículos situados en el ángulo muerto de los retrovisores, que funciona mediante un radar, hasta otros más sofisticados, como los sistemas de detección de peatones, el de colisión inminente con frenado automático, el de detección de tráfico al maniobrar marcha atrás “Cross Traffic Alert”, y el útil ‘City Safety’, que ayuda a prevenir los frecuentes golpes por alcances a baja velocidad debidos a distracciones.
Bien es cierto que todas estas tecnologías son prácticas y aumentan la seguridad, pero también hay que reconocer que pueden distraer al conductor, que recibe sonidos y alarmas visuales proyectadas en el parabrisas.
A todo este despliegue hay que añadir el Control de Crucero Adaptativo, que se ajusta a la velocidad del coche precedente, acelerando y frenando si es necesario sin que el conductor intervenga, para mantener una distancia prefijada. También cuenta con sistemas de ayuda al aparcamiento, a base de sensores de ultrasonidos y cámara de visión trasera.
Otros elementos de equipamiento son el control activo de luces largas, que libra al conductor de tener que cambiar de larga a corta al cruzarse con otro coche, iluminación de los cruces, complementaria al alumbrado en curva, retrovisores de oscurecimiento automático, y otros.
Todo esto hay que pagarlo, y la factura del S60 D4 Automático en acabado Summum, el superior de los tres disponibles, asciende a 42.268 euros. Por 2.500 euros más se puede acceder a la versión con tracción a las cuatro ruedas AWD. El modelo de acceso a la gama S60 es el D2 Kinetic, movido por un propulsor turbodiésel 2.0 de cuatro cilindros y 120 CV de potencia, y cuesta 30.800 euros.
J. Miguel Quintana –
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