Ubicado en la última planta del histórico Palazzo Bagatti Valsecchi, este club exclusivo se ha consolidado como un santuario de elegancia y discreción en pleno centro del distrito de la moda en Milán. Su diseño anti-minimalista, creado por Christian Grande, está pensado para una clientela selecta que busca vivir el lujo y la privacidad en una de las zonas más exclusivas de la ciudad.
El club, con una arquitectura sofisticada y materiales de lujo, Lucid Club destaca por su cuidadosa atención a los detalles, en los que el diseñador ha combinado la opulencia de terciopelos devoré, metales pulidos, maderas finas y mármoles. Cada espacio está creado para ofrecer una experiencia visualmente deslumbrante, donde cada textura y cada elemento decorativo están diseñados para capturar la atención y sorprender a los sentidos. Inspirado en la moda milanesa y en el arte de vivir con distinción, el lugar proyecta una mezcla de influencias contemporáneas y tradicionales que reflejan el gusto italiano.
Pensado como un espacio polivalente, el club cuenta con zonas independientes pero conectadas que garantizan la privacidad y exclusividad de sus visitantes. Durante el día, funciona como un selecto club de negocios que ofrece áreas discretas para reuniones y presentaciones de alto nivel, rodeadas de una atmósfera de refinamiento. Al caer la noche, el lugar se transforma en un destino glamoroso para eventos privados, desde exquisitas catas de vino hasta veladas temáticas, en las que participan reconocidos DJs internacionales, creando un ambiente vibrante y único.
Uno de los mayores atractivos de este club son sus cinco terrazas panorámicas, cada una ofreciendo vistas impresionantes de los tejados de Milán. Entre ellas destaca una sala de puros, que brinda a los miembros un refugio sereno en las alturas de la ciudad, donde pueden disfrutar de momentos de tranquilidad absoluta en un ambiente íntimo y exclusivo.
Este club, diseñado para una élite internacional que valora el diseño refinado y la excelencia italiana, opera bajo una filosofía de exclusividad. Sin señales ni anuncios, abre sus puertas únicamente a un selecto grupo de personas que encuentran en este espacio una experiencia memorable y discreta. Así, el club se convierte en un símbolo de distinción y buen gusto en Milán, celebrando el arte de vivir y ofreciendo a sus miembros un entorno donde cada detalle está pensado para dejar una impresión imborrable.