En la localidad de Sabiñánigo, a las puertas del Pirineo Aragonés, este hotel de cuatro estrellas combina confort y cuidado por los detalles.
A poca distancia del centro de la localidad oscense de Sabiñánigo hay un hotel de cuatro estrellas que merece la pena visitar en un viaje al Pirineo Aragonés, ya sea para disfrutar del entorno natural de la zona o por negocios. El hotel Villa Virginia es un establecimiento con mucho encanto que sabe enganchar a sus clientes con un mimo especial y un cuidado por los detalles, un calor humano que el viajero exigente cada vez busca más en sus días de descanso.
La construcción es típica de la zona, con paredes de piedra, tejado de dos aguas con tejas rojas en el que emergen las ventanas superiores, que dan un aspecto visual muy agradable y eficiente cuando bajan las temperaturas. En el hotel cuentan con un total de 22 habitaciones distribuidas entre Clásica y Junior Suite, decoradas con un ambiente moderno y con todo lo necesario para hacer una estancia agradable y confortable, pues cuentan con aire acondicionado individual, teléfono, caja de seguridad, mini-bar, baño completo con secador, seca-toallas, albornoces y conexión Wi-Fi gratuita en todo el hotel. Si viajan con niños, mejor una Suite Familiar, que dispone de un sofá adicional, balcón y techos abuhardillados.
Es un enclave ideal para quienes practican deportes de invierno, pues a una distancia de 30 a 46 kilómetros se encuentran las estaciones de esquí de Panticosa, Formigal, Candanchú y Astún, además de los Parques Naturales de Ordesa y Monte Perdido, donde se puede practicar tanto escalada como senderismo por rutas señalizadas, y pueblos con mucho encanto como Ainsa, Torla, Sallent, Hecho y Ansá, además de algunas joyas del románico como la Iglesia de San Juan de la Peña o la catedral de Jaca y su impresionante castillo.
Capítulo aparte merece el spa del hotel Villa Virginia, situado en un edificio anexo, al que se accede a través de un corredor climatizado, gratuito para los clientes. Llama la atención la gran piscina climatizada, en la que se puede practicar la natación, no como en otros hoteles que es un decorado más. Dentro de la piscina hay un circuito de hidromasaje terapéutico con cascadas cuello de cisne, camas de hidroterapia, piscina de contrastes y dos jacuzzis, además de una sauna finlandesa.
También hay un gimnasio para mantener el estado de forma tras una reunión de trabajo con todo tipo de aparatos cardiovasculares y zona de estiramientos para completar una jornada de deporte en los Pirineos. Y los clientes que lo deseen pueden reservar uno de los variados servicios que ofrece Kerala en el centro de masajes y tratamientos estéticos con técnicas innovadoras.
Y llegó la hora de reponer fuerzas. No hay que pensárselo mucho, pues el hotel cuenta con uno de los mejores restaurantes de la zona, La Estiva, un punto de encuentro para disfrutar de la cocina tradicional aragonesa con un toque de modernidad en un ambiente relajado y atendidos por personal con gran experiencia y cariño por su trabajo. Los platos se basan en los productos locales para elaborar una cocina de temporada, donde destacan las Croquetas del Chef, la Hamburguesa de Cebón con corazón de chistorra y Gorgonzola o el Taco de Bacalao con muselina de ajetes tiernos. Habrá que dejar un hueco para los deliciosos postres, como la Torrija desestructurada o el Cheescake, que siempre triunfan. Se puede comer y cenar a la carta o con un menú a un precio muy razonable.
El hotel cuenta con aparcamiento gratuito al aire libre para clientes y otro cubierto de pago que resulta muy conveniente en los días más crudos del invierno para no encontrarse el coche lleno de hielo o nieve por la mañana. La biblioteca es uno de los lugares más bonitos y recogidos del establecimiento, un lugar de lectura junto a la recepción que da mayor encanto.
Más información en el teléfono 974 484 440 o en
www.hotelvillavirginia.com
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