Han sido siete años de investigación, planificación y aprobaciones entre la idea inicial y el primer vuelo de la aeronave Junkers F13 Rimowa, que por fin alzó el vuelo el pasado 15 de septiembre en Dübendorf (Suiza), casi 100 años después de que iniciara su vida el modelo original, considerado como la “madre de todos los aviones comerciales”, un legado que nos dejó el visionario profesor Hugo Junkers.
Fue el primer avión comercial del mundo fabricado en metal, y hoy vuelve a surcar los cielos de la mano de la firma alemana Rimowa especializada en los artículos de viaje de alta calidad. El 13 de septiembre de 1919, logró un récord de altitud de 6.750 metros, una gran hazaña para aquella época, y casi un siglo después los asistentes al evento llegados de toda Europa podían ver cómo el Junkers F13 levantaba el vuelo 200 metros después de iniciar su viaje, alcanzando una velocidad de crucero gracias a un motor de 450 CV.
A los mandos de la cabina abierta estaba el piloto de pruebas Oliver Bachmann, junto al presidente y CEO de Rimowa, Dieter Morszeck, que también fue piloto privado durante 34 años. Al aterrizar fue recibido con aplausos, mientras un orgulloso y emocionado Dieter Morszeck comentaba que “esto es un sueño hecho realidad para mí. El Junkers F13 está de nuevo surcando los cielos y he tenido la gran suerte de experimentar su primer vuelo oficial como miembro de la tripulación. ¿Qué más podía pedir?”.
La construcción del Junkers F13 ha supuesto más de 12.000 horas de trabajo –cerca de dos años- para un equipo formado por las empresas Kälin Aero Technologies, RSU Aviación, Naef Flugmotoren AG, AeroFEM y JU-AIR, un proyecto en el que se han utilizado más de 2.600 piezas unidas por 36.000 remaches y 60 kilos de pintura. La réplica del avión utiliza un motor radial de 9 cilindros Pratt & Whitney Wasp Junior R985 de 450 CV y se ha acondicionado un lujoso interior que acoge a dos ocupantes.
El primer avión de metal realizado en duraluminio fue fabricado en las plantas de Junkers en Dessau hasta 1933. Con sede en Colonia, el empresario Dieter Morszeck, cuyo padre desarrolló maletas utilizando el mismo material hace más de 60 años, tuvo una sensación de afiliación con el proyecto de Hugo Junkers y por lo tanto patrocinó la construcción de la primera réplica del F13 en condiciones de volar. “Hugo Junkers fue la primera persona en utilizar duraluminio en la construcción de aviones. Alrededor de mundo, las chapas ranuradas se convirtieron en el sello distintivo de los aviones Junkers y de las maletas Rimowa” Comentó Dieter Morszeck. “Es por esto que he seguido y apoyado la construcción del Junkers F13 en condiciones de aeronavegabilidad. Quería devolverle al mundo un valor cultural importante, no en un museo, sino donde debe estar, en los cielos”.