Hasta hace unos años era tan solo un sueño y hoy se ha convertido en realidad. En la localidad suiza de Schaffhausen se acaban de inaugurar las nuevas instalaciones de la firma relojera suiza IWC, precisamente en el año en que se celebra el 150 aniversario de su creación, albergando en este innovador edificio todas las tareas necesarias para la construcción de un reloj de la máxima calidad.
Tras 21 meses de trabajo han concluido las obras de un edificio creado con paneles de cristal con perfiles negros que contrastan con salientes en blanco. Está situado en las afueras de la ciudad suiza de Schaffhausen y acoge la nueva Manufakturzentrum en la que se reúnen artesanía relojera y tecnología de vanguardia. Todo está pensado para crear los mejores relojes que pueda fabricar IWC, aunque también se han creado las mejores condiciones de trabajo para los empleados.
El Manufakturzentrum de IWC reúne en un mismo emplazamiento la fabricación de piezas, movimientos de manufactura y cajas, de manera que la organización de los procesos productivos es mucho más lógica para conseguir procesos impecables y la excepcional calidad que caracteriza a la firma.
La visita a las instalaciones comienza por el amplio vestíbulo de entrada, de nueve metros de alto, que da acceso al área de fabricación de las piezas para el movimiento, con más de 1.500 referencias para los movimientos automáticos de las familias de calibres 52 y 82, para los movimientos de cuerda manual del calibre 59 y para los movimientos de cronógrafo de la gama de calibres 69. Allí se crean componentes complejos –platinas, puentes, masas oscilantes- y piezas más pequeñas como palancas, muelles o conectores, así como componentes de complicaciones –calendarios perpetuos, calendario anual o tourbillon-.
La precisión al fabricar estas piezas tiene que ser muy elevada, ya que los movimientos mecánicos funcionan gracias a la intervención continua de cientos de piezas, por lo que la mayoría de los procesos de mecanizado para la fabricación de piezas del movimiento están automatizados mediante centros de fresado y torneado de última generación. Los trabajadores han creado una máquina especial de lubricado que permite aplicar aceite en distintos puntos con gran exactitud en la cantidad y lugar correcto.
La mano de los expertos relojeros interviene en el montaje de los movimientos, un trabajo minucioso que no pueden hacer todavía las máquinas, y también en el control final de calidad y pulido de superficies, realizado en salas blancas con un sistema especial de filtrado de aire que impide la presencia del polvo, uno de los mayores enemigos de los mecanismos de precisión.