La idea original del Mini que concibió en los años 60 Alec Issigonis sigue todavía vigente, aunque con ligeros cambios y un tamaño mayor desde que iniciara una nueva andadura dentro del grupo BMW. El modelo original de tres puertas ya no mide 3,05 metros, luce un diseño más sofisticado y utiliza la tecnología más avanzada en materia de seguridad y ayudas a la conducción, pero sigue siendo un Mini en su esencia de conducción.
Desde que se presentara el Mini en formato actual en 2001 se han sucedido tres generaciones de producto que han ido evolucionando de forma ligera. Las versiones 2021 del Mini están a la venta desde el pasado verano con algunas modificaciones sutiles de diseño, además de un lavado de cara interior bastante importante que apuesta por la conectividad a bordo.
Las luces delanteras ahora son LED de serie y cambian al ubicarse las antiniebla en el conjunto superior, los característicos Side Scuttles de los intermitentes laterales tienen un nuevo diseño y también encontramos una parrilla de mayor tamaño, que se extiende prácticamente hasta la parte inferior del paragolpes, con los bordes exteriores en negro brillante y negro por completo en el acabado opcional John Cooper Works. Las luces traseras LED con diseño de la bandera británica ‘Union Jack’ son también de serie, la luz antiniebla trasera la encontramos ahora en el centro del paragolpes, hay nuevos diseños de llantas y opciones de techo multitono en tres colores degradados (Azul Soul, Negro Jet y Perla Nacarado).
La gama del Mini 2021 está compuesta por tres carrocerías –3 puertas, 5 puertas y Cabrio- con motorizaciones One, Cooper, Cooper S, John Cooper Works y Electric. En nuestra prueba hemos tenido un Mini Cooper S de 5 puertas, que se puede elegir entre tres motorizaciones de gasolina –One de 102 CV desde 23.100 euros, Cooper de 136 CV desde 25.400 euros y Cooper S de 178 CV desde 30.300 euros- y cambio manual o automático en todos, siempre con tracción delantera. En esta carrocería no está disponible el Mini Electric de funcionamiento 100% eléctrico.
Al entrar al habitáculo llama la atención el cuadro de instrumentación digital en una pantalla a color de 5” que hay detrás del volante multifunción –también con nuevos botones para manejar algunas funciones y calefactado en opción por primera vez- y los acabados negro piano en algunas superficies. La pantalla de 8,8 pulgadas de alto brillo que hay en el centro del salpicadero va dentro de un marco circular con iluminación LED que va cambiando de color según la función que activemos en cada momento, y tiene modernos gráficos de serie, aportando toda la información básica que necesita el conductor de un vistazo sobre el sistema de entretenimiento y navegación.
En el salpicadero también cambian las salidas de aire, los asientos deportivos, la iluminación ambiental y el freno de mano es ahora eléctrico. Todo resulta cómodo tras un lógico periodo de adaptación al tipo de mandos que emplea Mini, muy originales como el coche en sí mismo. Entre esos mandos que hay bajo el climatizador está el botón de arranque –en el centro en color rojo- y el selector con tres modos de conducción, normal (Mid), Sport para obtener un tacto de conducción más dinámico y unas reacciones más vivas en conducción deportiva, y Green, enfocado a un menor consumo de combustible, que proporciona consejos –levantar el pie del acelerador- y evita fuertes acelerones, reduciendo también el rendimiento del climatizador. Este último modo es aconsejable conectarlo en largos desplazamientos, donde se puede obtener un consumo más reducido.
La suspensión que monta esta motorización es bastante firme, y aunque el comportamiento del coche es bastante correcto en todo tipo de carreteras, puede llegar a ser incómodo para personas que no estén acostumbrados a un tarado deportivo del chasis y cuando se pasan muchas horas al volante. Si el conductor tiene un perfil que encaja con el concepto del coche, la diversión al volante está asegurada durante mucho tiempo, porque es ágil, muy maniobrable, y esa sensación de conducción ‘tipo kart’ tan característica de los Mini se acentúa en el Cooper S, y mucho más en el deportivo de la familia, el John Cooper Works, con 231 CV, pero únicamente disponible en carrocería de 3 puertas (desde 35.900 euros) y Cabrio (desde 42,799 euros).
El Mini 5 puertas está disponible desde 22.950 euros en la versión de acceso, y la versión probada, Mini Cooper S 5 puertas, desde 30.300 euros con cambio manual de seis velocidades y desde 32.000 euros con el cambio automático Steptronic de doble embrague y motor de 178 CV (131 kW). Sigue siendo un coche muy atractivo con todos los cambios introducidos y la calidad de conducción se mantiene fiel al estilo del modelo original, a pesar de que ahora lleva toda la tecnología y chasis del grupo BMW, que es algo muy positivo.
El motor de 2.0 litros que monta nuestra unidad rinde una potencia de 178 CV y entrega un par de 280 Nm, suficientes para una conducción divertida en un coche que pesa 1.355 kilos, resultando ágil en cualquier espacio donde se mueva, aunque su entorno natural suele ser la ciudad. Empuja muy bien desde la parte baja del cuentavueltas, y en nuestra versión con el cambio automático de una forma más eficiente, pasando de manera suave de una marcha a otra, y con el toque picante del modo Sport si queremos pasar un buen rato al volante.
El consumo es muy razonable, pues los 5,9 litros homologados por el fabricante se pueden igualar en carretera con el modo Eco pulsado y circulando en los límites legales. En nuestra prueba hemos llegado incluso a rebajarlo en muchos trayectos. Otro dato interesante es que el cambio automático reduce el consumo frente al manual (5,9 vs 6,2 l/100 km).
La posición de conducción es cómoda en desplazamientos cortos y medios, llegando a cansar un poco en desplazamientos largos, que requieren de la pausa obligatoria para estirar el cuerpo. Las plazas delanteras con correctas y en las traseras los ocupantes tienen más sitio de lo que aparenta, con un maletero discreto 278 litros, suficientes para una pareja de viaje en fin de semana, aunque se amplía notablemente al abatir los asientos.
Existen cinco niveles de acabado para esta motorización, y nuestra unidad lleva el más deportivo, John Cooper Works, que combina muy bien con la carrocería bitono Chili Red (650 euros), y que por 5.600 euros adicionales incluye llantas de 17” Track Spoke en color negro, suspensión adaptativa, acabado exterior Piano Black, volante de cuero napa, techo y retrovisores en color negro, paquete Confort, revestimiento interior del techo en antracita, Moonwalk Grey, paquete de iluminación y cámara para marcha atrás. Al final, con este paquete de equipamiento el precio que marca el configurador de Mini es de 37.600 euros. Las posibilidades de personalización del coche son muy amplias, permitiendo elegir entre numerosas combinaciones de pintura de carrocería/techo, así como tapicerías, molduras interiores e iluminación.
Ficha técnica
Mini Cooper S 5 puertas automático
Dimensiones
Longitud: 4.036 milímetros
Anchura: 1.727 milímetros
Altura: 1.425 milímetros
Batalla: 2.567 milímetros
Peso: 1.355 kg
Depósito combustible: 44 litros
Maletero: 278/941 litros
Motor
Tipo: gasolina, delantero transversal
Cilindros: 4 en línea
Cilindrada: 1.998 cc
Potencia: 178 CV a 5000-5500 rpm
Par máximo: 280 Nm a 1350-4200 rpm
Tracción: delantera
Cambio: automático 7 vel.
Prestaciones
Velocidad máxima: 235 km/h
Aceleración 0 a 100 km/h: 6,7 s
Consumo medio WLTP: 5,9 l/100 km
Emisiones CO2: 134 g/km
Precio: desde 32.000 euros
José A. Prados – www.vidapremium.com