A lo largo de 75 años de existencia, la marca Jeep se ha convertido en un referente al hablar de vehículos todoterreno, un verdadero especialista con modelos para todo tipo de clientes y necesidades, desde el más pequeño, el Jeep Renegade al poderoso Wrangler, que puede con todo tipo de obstáculos, y los más ‘civilizados’ Cherokee y Grand Cherokee, enfocados hacia el segmento de los SUV.
 
El Jeep Cherokee Overland es la máxima expresión de refinamiento, calidad de acabados y facilidad de uso en múltiples terrenos, un vehículo de 4,62 metros de longitud, 1,86 de anchura y 1,67 de altura, que se comporta más como una berlina en la que el conductor y sus acompañantes tienen una posición más elevada y un habitáculo muy amplio. Hay espacio para que viajen cómodos cinco adultos y un maletero con un mínimo de 412 litros hasta la bandeja, ampliables hasta 1.267 litros cuando se pliegan los asientos traseros.
 
En la versión Overland hay elementos identificativos, como por ejemplo la parrilla delantera brillante, nuevos paragolpes, faldones laterales, pasos de rueda en el color de la carrocería y llantas de aleación de nuevo diseño con neumáticos 225/55/18 que no son muy camperos por dibujo, pero que aguantan salidas fuera del asfalto por el perfil y la capacidad de tracción.
 
Líneas redondeadas en la carrocería, parrilla de siete elementos, barras en el techo y un aspecto musculoso son los ingredientes de un coche que triunfa en numerosos mercados por tratarse de una opción polivalente, que vale tanto para ir a diario al trabajo como para salir el fin de semana al campo a practicar deportes al aire libre. En el caso del acabado Overland, la cosa va de refinamiento y de potencia.
 
El motor 2.2 Multijet es un bloque de cuatro cilindros que tiene una cilindrada de 2.184 cc y una potencia de 200 CV a 3.500 rpm y un par máximo de 440 Nm a 2.500 rpm. Con un peso que roza las dos toneladas, este motor se adapta bastante bien a un coche que está pensado para un uso mayoritario por carretera, pero con el que también se pueden hacer algunas escapadas por el campo gracias a un eficaz sistema de tracción con la posibilidad de elegir entre cuatro posiciones (Auto, Snow, Sport y Sand/Mud) que adaptan la respuesta a las características del terreno.
 
A esta excelente capacidad de tracción en terrenos muy diferentes hay que sumar una capacidad de vadeo de hasta 482 milímetros, altura libre al suelo de 157 milímetros y la posibilidad de superar obstáculos notable –ángulo de entrada de 18,2º, ángulo de salida de 24º y ángulo ventral de 18,4º-. La mayor limitación para moverse por el campo son los neumáticos de carretera que calza, aunque siempre queda la opción de solicitar otros con más agarre, unos M+S, por ejemplo.
 
En carretera resulta muy confortable, es un coche que no recuerda a un SUV en la conducción, sobre todo en autovías con grandes espacios abiertos, donde no se perciben ruidos de rodadura y la suspensión resulta muy agradable. Además, cuenta con una gran cantidad de ayudas para hacer los desplazamientos más seguros, como el avisador de cambio de carril involuntario y un control de crucero adaptativo con radar que funciona de maravilla, manteniendo la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede y llegando a frenar el coche en caso necesario.
 
Alcanza los 203 km/h de velocidad punta y tiene una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos, cifras que permiten viajar todo lo rápido que uno desee, y si se respetan los límites de velocidad, el consumo medio homologado de 5,7 litros no queda muy lejos de los datos reales (6,1 litros en nuestro caso en un recorrido de cerca de 1.000 kilómetros).
 
A estos buenos resultados contribuye un cambio de marchas automático de 9 velocidades que funciona muy rápido y se encarga de buscar siempre la relación más adecuada para un consumo reducido de combustible, aunque también tiene su carácter si buscamos las ‘cosquillas’ al coche, entregando toda la potencia en el modo deportivo.
 
El interior está a un gran nivel, con un cuadro de mandos que ofrece una gran cantidad de información al conductor a través de una pantalla LDC situada entre el velocímetro y el cuentavueltas y desde la que se pueden manejar los sistemas de asistencia. En el centro del salpicadero hay una pantalla táctil en la que se alojan todos los sistemas de info-entretenimiento, navegador GPS, teléfono manos libres, climatizador, controles de la climatización en asientos y volante, así como algunas apps específicas para este modelo.
 
La pintura Negro Brillante de nuestra unidad añade un incremento de 1.081 euros al precio final del Jeep Cherokee 2.2 MJD Overland, que es de 55.981 euros. Puede parecer una cantidad elevada, pero está a la altura de la competencia –un BMW X3 xDrive 2.0d automático con 190 CV cuesta 46.100 euros en su versión básica y un Mercedes GLC 250d 4Matic 50.500 euros con 204 CV- si tenemos en cuenta que en su equipamiento de serie viene con la caja de cambios automática/secuencial de 9 velocidades, sistema de tracción 4X4 Jeep Active Drive I, llantas de aleación de 18” con neumáticos 225/55/18, tapicería de cuero, asientos delanteros eléctricos con calefacción y ventilación, volante calefactable, sistema de audio con 9 altavoces, subwoofer y amplificador de 506 vatios, entradas USB y Aux, entrada para tarjetas SD, sistema de navegación Uconnect con pantalla táctil de 8”, toma auxiliar de 230 voltios, climatizador automático bizona, arranque por botón, apertura de las puertas sin llave, maletero de apertura y cierre eléctrico, y el equipo de seguridad más avanzado con el sistema de frenada automática en caso de posible colisión, control de velocidad de crucero adaptativo, indicador de cambio involuntario de carril que corrige la dirección para que el coche vaya centrado y detector de ángulo muerto.
 
José A. Pradoswww.vidapremium.com
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