Muchas cosas han cambiado en la nueva berlina de Peugeot. Grande, elegante, con una presencia imponente en la carretera y perfil de cupé deportivo, mide 4,75 m de largo y 1,86 de ancho. Su diseño, diferente al 508 anterior, juega un papel destacado: el frontal simboliza el morro de un león, con luces diurnas que simbolizan dos largos colmillos, las ventanillas no tienen marcos para remarcar su elegancia, los pilotos traseros están integrados en una banda horizontal oscura…
Pero el habitáculo es mejor aún. Su aspecto es espectacular, combinando estilo con la más avanzada tecnología. Los diseñadores franceses han creado un interior donde no quedan plásticos baratos ni mandos frágiles; sustituidos por materiales y botones de tacto blando. Es como si cada detalle hubiera sido elegido con cuidado para proporcionar calidad al tacto y a la vista. El agradable puesto de conducción denominado “i-Cockpit”, presente en los nuevos modelos de la marca, permite una visibilidad excelente, con un cuadro de instrumentos de muy fácil lectura pues se encuentra en una posición elevada, sin que haya que apartar la vista de la carretera para poder mirarlo. El pequeño y cómodo volante, con el aro achatado, queda en una posición rebajada, lo que requiere cierta adaptación del conductor, que ha de mantener los brazos en una posición más baja de lo normal. A nosotros nos ha gustado porque permite controlar los datos del cuadro sin que haya que desviar la mirada. Un cuadro de mandos, por cierto, con gráficos digitales totalmente configurable al gusto de cada uno.
El sistema multimedia es muy completo; combina de serie una pantalla táctil central de 25,4 centímetros, con funciones como radio, navegador, ordenador de a bordo, climatización y otras, con una serie de accesos directos en forma de teclas de piano, por si no se desea navegar por las múltiples pantallas. Todo un acierto por diseño y comodidad.
La línea cupé, cinco centímetros más baja por detrás, dificulta el paso a las plazas posteriores a las personas de elevada estatura. Sin embargo, la habitabilidad es buena, con asientos cómodos que recogen bien el cuerpo y el maletero, de 487 litros de capacidad, permite un fácil acceso gracias al gran portón trasero y una trampilla central en el asiento trasero para alojar objetos largos como esquíes. Una rueda de repuesto de emergencia, oculta bajo el piso, forma parte del equipo de serie.
La gama mecánica se compone de dos propulsores de gasolina, de 180 y 225 CV, tres turbodiésel, de 130, 160, 180 CV y un híbrido de 224. Hemos probado la versión equipada con el conocido gasolina Puretech 1.6 de 180 CV, un bloque de cuatro cilindros que destaca por su suavidad y buen andar. Su modesta cilindrada no le impide empujar con fuerza desde pocas revoluciones, con una entrega de potencia muy progresiva hasta las 6.000 rpm, su régimen máximo. Y todo ello con un consumo medio de 7,3 litros cada 100 kilómetros. Con una tecla de la consola se puede elegir entre cinco modos de conducción: Eco, Normal, Confort, Sport y Personal, con las lógicas diferencia de comportamiento entre ellas.
Monta una nueva caja de cambios automática con convertidor de par EAT8 de ocho velocidades. Muy suave tanto en maniobras como a ritmo elevado, con levas tras el volante para manejarla en modo manual. Se nota que no está pensada para un uso deportivo, pues las reducciones de marchas, en modo manual, son algo lentas. Los frenos son irreprochables, pues se muestran capaces de detener el coche en pocos metros, incluso tras un uso prolongado, con un tacto de pedal suave y, a la vez, contundente.
En movimiento, se aprecia que el diseño de la suspensión está enfocado al confort por encima de todo. Se comporta como un rodador incansable, en un punto intermedio entre agilidad y suavidad. La escasa sonoridad del motor y el poco ruido producido por el viento, a pesar de carecer de marcos en las puertas, añaden un plus de refinamiento. A velocidades de autopista es muy estable, tanto en línea recta como en las curvas rápidas; transmite bien al volante las fuerzas que llegan a las ruedas y, aunque no siente tanto apetito por las curvas como un Ford Mondeo, por ejemplo, se comporta con elegancia en tramos virados donde el pequeño volante transmite la sensación de manejar un dirección más directa.
Con esta motorización hay tres acabados disponibles: Active (30.100 €), Allure (32.700 €) y GT Line (35.000 €). El GT Line de nuestra unidad de pruebas está muy bien equipado de serie; cuenta entre otros con Asistente de arranque en pendiente, Aviso de cansancio del conductor, Detector de obstáculos trasero, Faros LED, Arranque sin llave, Sensores de luz y lluvia, Lunas traseras tintadas, etc, además de tomas USB delanteras y traseras, Bluetooth, Mirror screen para Apple y Android, Reconocimiento de voz…
Resumiendo, el nuevo 508 es una elección inteligente tanto por precio como por calidad y diseño. El motor de 180 CV, permite unas prestaciones más que sobradas con una suavidad encomiable. Está claro que la marca del León quiere recuperar su fortaleza fabricando coches distinguidos.
FICHA TÉCNICA
Peugeot 508 1.6 Puretech 180 CV GT Line
DIMENSIONES
Longitud: 4,750 metros
Anchura: 1,859 metros
Altura: 1,403 metros
Batalla: 2,793 metros
Peso: 1.420 kilos
Maletero: 487 litros
MOTOR
Tipo: gasolina, turboalimentado
Posición: delantero transversal
Número de cilindros: 4
Cilindrada: 1.598 cc
Potencia: 180 CV a 6.000 rpm
Par máximo: 250 Nm a 1.750 rpm
Cambio: automático 8 vel
Tracción: delantera
PRESTACIONES
Velocidad máxima: 230 km/h
Aceleración 0 a 100 km/h: 7,9 segundos
Consumo medio: 5,5 litros
Emisiones CO2: 125 g/km
Precio: 35.000 euros
J. Miguel Quintana – www.vidapremium.com