Las cosas están cambiando en el deporte del motor. El pasado fin de semana, un coche eléctrico de 680 CV de potencia se hizo con el récord absoluto de la mítica prueba de Pikes Peak, una subida hasta al cumbre donde las marcas experimentan con prototipos, derrotando a rivales con tecnología de propulsión convencional y pulverizando el récord establecido por Sebastien Loeb en 2013 en 16 segundos, logrando un registro final de 7 minutos 57,148 segundos.
 
Al volante del Volkswagen I.D. R Pikes Peak de 680 CV estaba el piloto francés Romain Dumas, un coche en el que se ha desarrollado una tecnología eléctrica puntera que servirá para el desarrollo de la familia I.D. El trazado de la prueba Pikes Peak International Hill Climb que se celebra desde 1916 en Colorado no puede ser más exigente, pues tiene un total de 19,99 kilómetros y 156 curvas que finalizan en la cumbre a 4.301 metros de altitud, con un desnivel medio del 7%.
 
El I.D. R Pikes Peak ha sido desarrollado para obtener el mejor rendimiento posible durante la carrera, tanto a nivel aerodinámico como en sus baterías y en el peso, de tan solo 1.100 kilos. Los ingenieros de la marca alemana desarrollaron un software de simulación para calcular cómo lograr una demanda de energía y un rendimiento óptimos a la hora de afrontar el récord. Desde el punto de vista de la aerodinámica, la clave fue compensar la pérdida de carga aerodinámica causada por el aire enrarecido de Pikes Peak, desarrollando un chasis plano, de baja resistencia y un enorme alerón trasero.
 
Apenas han transcurrido 250 días desde el anuncio oficial de participación en la carrera y el récord de Pikes Peak el 24 de junio de 2018, un margen de tiempo exigente para el desarrollo de un prototipo con sistema de propulsión totalmente eléctrica y unas especificaciones muy concretas para las baterías, chasis y aerodinámica.
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