Nacida en 1988, la primera generación del Vitara abrió una época en el mercado del automóvil, al crear el concepto de todo-camino mediano con tracción a las cuatro ruedas y con dirección asistida, para moverse ágilmente por el campo y la ciudad. El éxito de esa idea parece no tener fin, con casi todas las marcas uniéndose a la fiesta con versiones de tracción total y a un solo eje.
El Nuevo Vitara, que reemplaza al anterior Grand Vitara, forma parte de la moda de los todo-caminos urbanos, de los que podemos citar muchos ejemplos: Nissan Juke, Renault Captur, Opel Mokka, Peugeot 2008… etc. Todos ellos parecen destinados a clientes que, generalmente, no van a ningún sitio a menos que hayan puesto una carretera para llegar a él, o dicho de otro modo, la clase de conductores que, en un coche, valora más la capacidad de subirse a un bordillo que la de atravesar un pequeño arroyo.
El recién llegado es ahora más moderno y reforzado en aspectos como la comodidad, la dotación en materia de seguridad y la oferta tecnológica. Una oferta que, en los modelos de las versiones más equipadas, cuenta de serie con navegador, climatizador, conexión Bluetooth, asistente de arranque en pendientes, cámara de visión trasera e incluso un sistema de frenada automática de emergencia que aplica los frenos por sí solo si se detienen los coches que le preceden y el conductor no reacciona. Por cierto, que este sistema es demasiado sensible para nuestro gusto y provoca algún susto al activarse con demasiada antelación.
También permite elegir entre dos configuraciones, la 2WD, de tracción delantera exclusivamente, o la 4WD, equipada con tracción total conectable automáticamente, denominada ‘Allgrip’. En todo caso, disfruta de una distancia al suelo considerable, superior a la mayoría, que le permite internarse por caminos con piedras sin rozar en los bajos.
El habitáculo ofrece cinco plazas correctas; las delanteras son generosas, con el volante y asiento del conductor totalmente regulables. El salpicadero se adorna con un reloj analógico en el centro y un panel en plástico duro demasiado brillante, propenso a arañazos y a la recolección de polvo. Por su parte, el cuadro de mandos, con dos esferas, es conciso y está bien diseñado, lástima que los parasoles sean demasiado pequeños para resultar útiles.
El maletero es amplio, con una capacidad de 350 litros, y dispone de dos dobles fondos. El primero, bajo el panel inferior, sirve para almacenar objetos no muy grandes sin que salten los baches. Bajo él hay otro espacio, donde se ubica un kit de reparación de pinchazos, siempre de dudosa utilidad.
La gama de motores se limita a dos, de gasolina o diesel, ambos con una cilindrada de 1,6 litros y 120 CV de potencia. El de gasolina monta una caja de cambios manual de cinco velocidades y el diesel de seis, aunque pronto llegará una versión con cambio automático asociado al motor de gasolina.
El modelo que hemos probado está equipado con el motor de gasolina 1.6 L VVT, de 120 CV. Está naturalmente aspirado, sin turbo, y equipado con una caja de cambios manual de cinco relaciones, de tacto preciso y agradable.
Es silencioso y, como buen motor Suzuki, sube de vueltas fácilmente, de manera muy progresiva hasta la zona roja del cuentavueltas, aunque, lógicamente, carece de la sensación de fuerte aceleración que tienen los motores turbo-aspirados, por eso, en las maniobras de adelantamiento, conviene reducir una o marchas y dejar que el motor se revolucione hasta cerca de la zona roja, algo que realiza sin rechistar.
Dispone de un sistema de parada y arranque automático del motor en los semáforos, gracias al cual homologa un consumo de 5,3 litros cada 100 kilómetros en la versión de dos ruedas motrices, o de 5,6 si es la de tracción total. En la prueba, nuestro Vitara de tracción total ha consumido 6,9 litros de medial, lo que no está nada mal.
El sistema de tracción total ‘ALLGRIP’ funciona perfectamente tanto en carretera como en pistas de tierra y embarradas. Se controla mediante una rueda en la consola central, junto a la palanca de freno de mano (afortunadamente manual) y permite seleccionar hasta cuatro modos de tracción: El modo ‘Auto’ funciona como tracción delantera, para ahorrar combustible, hasta que detecta algún derrape, momento en el que las ruedas traseras entran en acción con la fuerza necesaria. El modo ‘Sport’ mejora el comportamiento en curva, pues envía un 20 por ciento del par al eje trasero, ayudado a redondear los trazados. El modo ‘Snow’ es el indicado para firmes muy resbaladizos, repartiendo la tracción a cada rueda en función del ángulo del volante y la posición del acelerador. Por último, el modo ‘Lock’ bloquea los dos ejes para sacar el coche de atascos en barro o en nieve.
Aunque carece de reductora, su buen comportamiento fuera de carretera está avalado por la experiencia de la marca, fuera de toda duda, y se completa con un sistema de control de descensos, que modula los frenos para descender por una pendiente pronunciada y resbaladiza, sin intervención del conductor.
Circulando por carretera, transmite confianza, con un tacto de dirección directo y progresivo y una suspensión de tarado algo más firme que la equipada con motor diesel. En ciudad no es tan satisfactorio pues tanto el pedal del freno como el del embrague no son tan suaves como nos gustaría. (Quizás porque la unidad probada era prácticamente nueva).
Práctico y bien construido, el nuevo Vitara ya está en los concesionarios desde 17.410 €, en la versión de gasolina 1.6 L VVT GL 2WD, siempre antes de descuentos. Las versiones con tracción total 4WD suman 1.800 € al precio de las 2WD.
A todo ello hay que contar con la garantía de cinco años que ofrece la marca por primera vez.
J.Miguel Quintana – www.vidapremium.com