La marca japonesa se caracteriza por fabricar coches con una línea moderna y agradable que gusta a todo el mundo. El nuevo Mazda 3 es uno de los más atractivos compactos de mercado, con un tacto de conducción tan bueno como el mejor.
Además de la línea exterior, el Mazda 3 de la reciente generación continúa mejorando en el interior, con una elegante consola central, mejores instrumentos y un indicador de la marcha seleccionada en el cambio manual.
Además, en el acabado ‘Luxury’, una pantalla frontal ‘Head Up Display’ que se extiende por delante del conductor;  resulta muy práctica pues permite conocer la velocidad a la que se circula sin apartar la mirada de la carretera, aunque nos hubiera gustado que los dígitos fueran algo más grandes. La ausencia de un termómetro de líquido refrigerante es el único “pero” que podemos anotar en la instrumentación.
El ajuste de los plásticos del salpicadero, en su mayor parte de tacto duro, es muy bueno, mientras que el espacio para los pasajeros traseros es suficientemente amplio, con asientos cómodos y de buena sujeción siempre que no se ocupe la plaza central, algo dura y más incómoda. El diseño interior de las puertas podría ser mejor, ya que el tamaño del hueco portaobjetos es demasiado pequeño, apenas cabe un botellín de agua y menos aún una carpeta de documentación.
El maletero cubica 364 litros, que está en el término medio entre los compactos de cinco puertas, pero no encontramos una rueda de repuesto, ni siquiera de galleta. En su lugar, la tarea de sacarnos de un apuro en caso de necesidad recae sobre un simple kit de reparación de pinchazos, algo casi imposible. ¿Tanto cuesta una simple rueda de repuesto de emergencia?
Contrariamente a sus principales rivales, como el VW Golf o el Ford Focus, que equipan propulsores de pequeña cilindrada turbo-aspirados, el Mazda 3 ha apostado por un motor sin turbo de gasolina de dos litros, con la tecnología “SkyActiv-G” que, según el fabricante japonés, es más eficiente y sus cifras de consumo real son más cercanas a las ideales de homologación.
Esta tecnología se caracteriza por su alimentación atmosférica, sin turbo, y por aumentar significativamente la relación de compresión, hasta un 14:1, alcanzando niveles propios de la competición. Para prevenir detonaciones indeseables, se ha diseñado un colector de escape 4-2-1 y otros ajustes, como el retraso en el encendido, la adopción de pistones con una cavidad superior, la estratificación de la mezcla aire-gasolina y un sistema innovador de apertura y cierre de válvulas.
Todo ello, junto con la reducción en un 30% de la fricción interna, consigue una rebaja considerable en el consumo de combustible, para homologar 5,1 l/100 km en el ciclo mixto en el caso del motor 2.0 SkyActiv-G de 120 CV.
A lo largo de nuestro recorrido de pruebas hemos consumido una media de 6,3 l/100 km de gasolina, lo que no está lejos de lo homologado por el fabricante, sobre todo teniendo en cuenta que durante ese recorrido, por ciudad y carretera, no hemos buscado el mínimo consumo, sino que hemos aprovechado alguna carretera de montaña para “hacer manos”.
El 2.0 SkyActiv-G de 120 CV es elástico, agradable de conducir y de buen funcionamiento desde bajo régimen, aunque quizás tenga algo menos de ‘pegada’ hasta llegar a las 4.000 revoluciones, donde se halla el par máximo, algo que notarán especialmente los que estén acostumbrados a las sensaciones de un motor turbo.
Los Mazda siempre se han caracterizado por su buen dinamismo, pues son para conducir. Es decir, que proporcionan esa agradable sensación de control a quienes se ponen a su volante. El Mazda 3 sigue esta tendencia, con una amortiguación tirando a firme que algunos criticarán por ser algo dura, pero esa misma rigidez es la que le proporciona una gran fidelidad obedeciendo las órdenes del volante, sin que se haga incómoda, a menos que se aborden los badenes o resaltes a una velocidad superior a la razonable.
La dirección es precisa, con un buen equilibrio entre suavidad y firmeza. El tacto del freno es progresivo y ofrece confianza, aunque se le castigue descendiendo un puerto de montaña.
La palanca del cambio manual de seis marchas es agradable de utilizar y de recorridos cortos, pues está diseñada para replicar las sensaciones del deportivo MX-5 y ciertamente lo consigue.
El precio de catálogo parte de 18.700 euros para el acabado ‘Style’, alcanzando los 23.600 en el ‘Luxury’ con el mismo motor de 120 CV. La versión con cambio automático está disponible en ambos acabados con un sobre-precio de 1.800 euros.
J. Miguel Quintanawww.vidapremium.com 
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