Todo son ventajas en las carrocerías familiares; un formato que, cada día, sigue ganado adeptos aunque todavía estemos lejos de los países nórdicos, Alemania o Italia, donde su cuota de ventas supera la de las berlinas. Ofrecen un espacio extra en el maletero para cuando viajamos en familia o transportamos objetos voluminosos y, si están bien diseñados, como es el caso del Golf Variant, no encontraremos diferencias dinámicas con respecto al modelo de partida.
Desde hace 43 años se han sucedido siete generaciones del popular modelo alemán, del que se han vendido más de 33 millones de unidades. Esta séptima generación, que llegó en 2013, no ha supuesto una revolución pero logra un magnífico equilibrio entre los cambios y la continuidad, aportando mejoras en todos los aspectos sin romper la tradición.
El diseño del nuevo Golf no sorprende a nadie, manteniendo a primera vista una línea similar al anterior, sobre todo en el frontal, con una apariencia más moderna que lo hace diferente. Sólo aparcando los dos modelos juntos notaremos que el nuevo es 28 milímetros más bajo, la distancia entre ejes ha crecido 59 mm, los faros son más angulares, con tecnología LED sustituyendo a los antiguos de xenón, y la zaga más cuadrada, también con pilotos LED.
En el habitáculo, los mandos y controles resultan familiares, aunque con mejor aspecto y con nuevos paneles en puertas y salpicadero. La consola central está orientada hacia el conductor y el nuevo volante es totalmente regulable en altura y profundidad, además de incorporar múltiples mandos.
Los asientos son cómodos, recogen bien el cuerpo y todos los que se han sentado en ellos elogian su comodidad en viajes largos. Los mandos, botones y controles funcionan impecablemente, con precisión y una calidad impresionante, al nivel de los mejores Audi y BMW. El maletero llega a los 605 litros, o 1.620 litros si se abaten los asientos traseros.
Ahora presume de ser uno de los modelos más tecnológicos del segmento, con un nuevo cuadro de instrumentos opcional, de 12,3 pulgadas, con pantalla “Active Info Display”. La información se presenta en cinco perfiles predefinidos (classic, consumo, eficiencia, rendimiento y asistencia de navegación), con la posibilidad de agrandar o reducir tanto el tamaño del velocímetro como el del cuentavueltas.
Además, aporta interesantes tecnologías opcionales como el Sensor de proximidad en la pantalla del navegador, que ahora puede ser de hasta 9,2 pulgadas; puede mostrar toda la gama de funciones al acercar la mano, sin llegar a tocar la pantalla, y permite ampliar o reducir las dimensiones con gestos de los dedos, como si utilizáramos un “Smartphone”. También el Control de Crucero adaptativo, el ‘Pre-Crash’, y aplicaciones App Connect o “Mirror Link” que incluso permiten abrir la puerta de casa a través de la aplicación “DoorBird”.
La gama mecánica es muy extensa, con 6 motores de gasolina, 4 turbodiésel e incluso uno de gas. Probamos el 2.0 TDI de 150 CV con cambio manual de seis relaciones. Un propulsor que entrega un alto par motor de 340 Nm a bajas revoluciones, por lo que se hace muy agradable si buscamos una conducción tranquila y eficiente.
Resulta muy silencioso. Solo en frío, y desde el exterior, se percibe el sonido del motor. Empuja son muchísima fuerza entre las 1.800 y 3.000 vueltas, por lo que es el entorno más adecuado para mantenerlo en los viajes, con una gran capacidad para los adelantamientos. Según su ficha técnica, el consumo medio homologado es de 4,4 l/100 km, aunque el real obtenido en nuestra prueba ha oscilado entre 5,1 y 5,5 litros, en función del conductor y del tipo de recorrido realizado.
Dinámicamente es ágil y ligero, con un comportamiento preciso, agradable y muy seguro, tanto en autopista como en carretera de curvas. Maniobra con facilidad en ciudad y sitios estrechos, mientras que en carretera se muestra más asentado en las zonas rápidas y ágil en curvas cerradas, requiriendo menos movimiento del volante para abordarlas con precisión y con la dureza justa en el giro de éste para transmitir confianza, gracias a la asistencia progresiva de la dirección, firme en carretera y más suave a la hora de maniobrar.
Las sensaciones de conducción son tan buenas como las de cualquier otro Golf. Ofrece un buen equilibrio entre confort y estabilidad y los frenos son excelentes, siendo el tacto de pedal, firme y progresivo, uno de los mejores que hemos probado. La palanca de cambios es un prodigio de precisión, mientras que la dirección asistida también está a la misma altura, tanto en precisión como en suavidad.
Monta un diferencial electrónico ‘XDS’ que, automáticamente, frena ligeramente la rueda del interior de la curva mientras envía más fuerza a la exterior, mejorando notablemente el giro en firmes deslizantes. Como todos los Golf de la séptima generación, incorpora la tecnología Start/Stop y sistema de recuperación de energía en la frenada para rebajar el consumo. Sorprende que el control de estabilidad ‘ESP’ no pueda desconectarse mediante un botón.
Es difícil encontrar defectos al Golf Variant 2.0 TDI que no sea el precio. El acabado Sport de nuestra unida de pruebas cuesta 30.640 €, cinco mil más que un Seat León ST con la misma mecánica y acabado FR Plus.
J. Miguel Quintana – www.vidapremium.com