La marca americana ha actualizado ligeramente su todo-terreno más grande, rediseñando el paragolpes delantero, los antinieblas y la parrilla. Como un aventurero de etiqueta, destaca entre sus lujosos rivales por estar equipado con reductora, lo que le hace ser más adecuado para circular fuera del asfalto que modelos como el BMW X5, Mercedes GLE o Volkswagen Touareg.
Su tamaño impresiona, pues mide 4,87 metros de largo por 1,94 de ancho y 1,79 de alto. Aún así, ofrece un habitáculo limitado a cinco plazas, aunque con mucho espacio y una gran sensación de calidad, con asientos de cuero y detalles de madera y cromados. El interior se nota sólido y es atractivo, con mandos limpios y precisos. Los asientos delanteros tienen calefacción y ventilación. Lo peor, por lo anacrónico, es el freno de estacionamiento de pedal.
El cuadro de instrumentos, parcialmente digital, es muy completo y dispone también de una pantalla central táctil a color, de 8,4 pulgadas, que incluye el navegador de serie.
Atrás, tres adultos no se quejarán por el espacio disponible: pueden estirar las piernas y las cabezas no rozan con el techo; también la anchura es suficiente, aunque el que ocupe la plaza central irá más incómodo porque el asiento es más duro.
El portón trasero es de apertura y cierre eléctrico. El maletero, que no es demasiado grande para el tamaño del coche, tiene una capacidad de 457 litros y, con buen criterio, más aún tratándose de un todo-terreno, guarda una rueda de repuesto del mismo tamaño que las demás.
Todos los Grand Cherokee montan tracción 4x4, mientras que la gama de motores se compone de dos turbodiésel V6 3.0, con 190 o 250 CV, y tres de gasolina de 286, 352 y 468 CV.
Probamos el turbodiésel V6 de 250 CV, cuya tracción total permanente, denominada “Quadra-Drive II”, está equipada con diferencial trasero de deslizamiento limitado y un diferencial central que, en condiciones normales de adherencia, envía un 48 por ciento de la fuerza a las ruedas delanteras y un 52 a las traseras, pudiendo llegar a oscilar entre 0 y 100, en función del agarre disponible. También dispone de muelles neumáticos para variar la altura de la carrocería.
Además de la suspensión neumática y la reductora, dispone de un selector de modos de conducción que cuenta con cinco opciones para elegir el tipo de terreno al que se va a enfrentar y hasta un sistema de control de descensos para aventurarse sin problemas por bajadas imposibles.
El chasis se ha diseñado para trabajar tanto en asfalto como en tierra. La suspensión neumática aísla muy bien a los pasajeros de las irregularidades del terreno, pero la gran altura de la carrocería y la inercia de su masa se dejan notar una vez que aparecen las curvas, por lo que se encuentra más a gusto circulando por vías rápidas con largas rectas.
Su elevado peso, de casi dos toneladas y media, penaliza las prestaciones de su motor turbodiésel V6 de 250 CV, que ha de recurrir a una excelente caja de cambios automática de ocho relaciones para gestionar eficientemente los elevados 570 Nm de par a 2.000 rpm. Trabaja con gran suavidad, sin apenas transmitir ruido al interior, mientras sube y baja de marchas constantemente para mantenerse en el entorno óptimo de revoluciones para regalarnos un consumo contenido, del orden de 8,8 litros reales cada cien kilómetros. Tiene levas tras el volante, por si el conductor desea seleccionar las marchas por sí solo pero, hay tantas, que es preciso estar muy atento para seleccionar manualmente la más adecuada. Lo mejor es dejar trabajar al automatismo, pues lo hace muy bien.
Con este motor, hay cuatro acabados disponibles: “Limited” (68.750 €), “Night Eagle (71.900 €), “Overland” (79.100 €) y “Summit” (83.300 €). Este último, que es el de nuestra unidad de pruebas, monta un completo equipamiento de serie, con Control de velocidad adaptativo, Faros bixenón, Llantas de 20 pulgadas, Entrada y arranque sin llave, Cámara trasera de aparcamiento, Control de estabilidad y estabilizador del remolque, Select-Terrain, Suspensión neumática, Equipo de sonido Harman Kardon…
Hay rivales con un precio inferior, como el BMW X5 3.0d Xdrive (258 CV, 70.450 €), o el Mercedes GLE 350d (258 CV, 69.100 €), pero ofrecen menos equipamiento de serie, pues carecen de suspensión neumática, cámara de visión trasera, sensor de parking, paquete off-road etc. Solo una marca como Jeep tiene un sello tan genuinamente aventurero.
Precios Jeep Grand Cherokee
Diésel:
Grand Cherokee 3.0 V6 D Laredo 190 CV: desde 58.250 €
Grand Cherokee 3.0 V6 D Limited 250 CV: desde 68.750 €
Gasolina:
Grand Cherokee 3.6 V6 Overland 286 CV: desde 77.100 €
Grand Cherokee 5.7 V8 HEMI Overland 352 CV: desde 86.100 €
Grand Cherokee 6.4 V8 HEMI SRT 469 CV: desde 100.200 €
J. Miguel Quintana – www.vidapremium.com