La marca japonesa tiene en el Yaris un activo muy importante. Ya hace quince años que sacó al mercado este modelo urbano, del que han vendido la friolera de tres millones de unidades en Europa. Al rejuvenecer el modelo, quieren claramente continuar con su éxito y que siga siendo un referente entre los modelos más vistos en las ciudades.
La descripción del Yaris Hybrid en la prueba que publicamos hace unos meses es igual de válida para el Yaris 100: “Por sus reducidas dimensiones, el Toyota Yaris encaja perfectamente en el concepto de vehículo urbano. Mide 3,95 metros de largo, 1,70 de ancho y 1,51 de alto. No obstante, ofrece una habitabilidad más que suficiente, con cuatro puertas más portón trasero, una postura de conducción muy cómoda y unas plazas traseras más capaces de lo que parece, con un espacio para las piernas, anchura y altura realmente adecuadas para dos personas. (Una tercera irá muy apretada).
El salpicadero tiene un diseño sobrio, sin estridencias, y transmite sensación de buena calidad, con los mandos y botones en posiciones lógicas y accesibles. El maletero tiene una capacidad de 286 litros y cuenta con un doble fondo muy práctico para guardar objetos debajo de la tapa”. Para la propulsión, el Yaris Hybrid combina un motor atmosférico de gasolina 1.5 VVT-i de 75 CV, con otro eléctrico de imán permanente que eroga 61 CV, para obtener una potencia conjunta de 101 CV, con un magnífico resultado tanto en agilidad como en comodidad de uso.
Por su parte, el motor 1.3 de gasolina de 99 CV, del Yaris 100 que analizamos hoy, no acaba de convencernos. La razón es simple. Se trata de un motor atmosférico que necesita girar alto de vueltas para expresar su potencial. Su par máximo es de solo 125 Nm a 4.000 vueltas, lo que significa que, por debajo de ahí, se muestra muy perezoso.
Es necesario alcanzar 6.000 vueltas para encontrar su máxima potencia, lo que obliga al conductor, si circula en sexta velocidad por ejemplo, a reducir hasta dos o tres marchas para poder realizar un adelantamiento con rapidez y seguridad, además de tener que estar siempre pendiente del cambio de marchas para encarar cualquier pendiente en la carretera. Una forma de conducir ya pasada de moda, propia de un coche deportivo, en el que hay que llevar el motor muy revolucionado para lograr buenas prestaciones.
Menos mal que la caja de cambios manual de seis marchas tiene un tacto muy agradable. El consumo real medido en nuestra prueba fue de 6,4 l/100 km.
A pesar del carácter poco apropiado de su motor, el Yaris 100 es un urbanita destinado a moverse con suavidad y comodidad, sin exigir muchas dotes de pilotaje a su conductor.
Tomándolo así, sin intentar sacarle partido a la mecánica, el modelo se conduce con suavidad, es silencioso, cómodo, amplio por dentro para su tamaño y, más importante, a un precio atractivo, que parte de 13.050 € en la versión Active, con carrocería de tres puertas, o 13.550 en la de cinco.
El acabado “Feel” de la unidad que hemos conducido, destaca por su techo pintado en negro, en contraste con el blanco de la carrocería, sus llantas de aleación bitono de 16 pulgadas y un alerón trasero con luz de freno integrada. El interior está vestido con tapicería deportiva y molduras en negro y añade una cámara trasera de asistencia al aparcamiento. Incluye, además, el paquete de seguridad “Toyota Safety Sense”.
Si el modelo les agrada, conviene acertar con la mecánica elegida. Merece la pena gastarse unos 2.500 € más y elegir el Yaris Hybrid, mucho más interesante, con las ventajas de conducir por la ciudad un coche híbrido, y los beneficios que les otorgan las administraciones.
J.Miguel Quintana – www.vidapremium.com