Llega el invierno y uno de los elementos del vehículo que más se ve afectado por el cambio de temperatura son los neumáticos. Además de conseguir los modelos más actualizados y potentes a través de Grip500.es también es recomendable seguir una serie de indicaciones para el buen cuidado de los neumáticos durante los meses más fríos del año.
 
Llevar a cabo una continua revisión a lo largo de todo el año es fundamental. Por ello, es aconsejable visitar el taller mecánico al menos dos veces al año para realizar cualquier tipo de comprobaciones. Las mejores épocas del año para esta visita son en el inicio del verano y del invierno, cuando la climatología se extrema y el coche puede sufrir más daños. En invierno no solo se reducen las temperaturas, bajando en muchos puntos de España por debajo de cero grados. También hay más lluvia que en otros momentos del año y el coche se expone a la posibilidad de nieve. Son factores de riesgo que exigen una revisión previa. Los conductores que vayan a circular durante un considerable periodo de tiempo por zonas con riesgo de nevada, tienen la posibilidad de adquirir unos neumáticos especializados para nieve.
 
Si no se dispone de ruedas adaptadas y preparadas para terreno de nieve, entonces hay que tener cadenas en el maletero. Es un elemento que ocupa muy poco y que puede ser de gran utilidad cuando menos lo esperamos. La nevada puede llegar cuando menos lo esperamos y, ni siquiera cuando utilizamos el coche para un trayecto corto, hay que confiarse. Quizá no está nevando ahora, pero podemos llegar a un terreno en el que ha nevado recientemente y donde el suelo se mantenga helado. En ese caso, necesitaríamos cadenas para poder conducir. En caso contrario, lo que iba a ser un viaje de diez minutos puede convertirse en una larga espera a que llegue la ayuda. No hay que olvidar comprobar, antes de salir de viaje, cómo se colocan las cadenas en las ruedas. Incluso es una buena idea colocarlas, a modo de prueba, antes de salir de casa.
 
Neumáticos de invierno, ¿por qué no?
Si bien hay coches que se fabrican preparados para todo tipo de condiciones; y aunque la mayoría de conductores utilizan el mismo modelo de neumáticos a lo largo del año, cada vez son más los que deciden disponer de varios tipos en función del momento. En ese sentido, se están popularizando los neumáticos de invierno, una estación en la que las temperaturas son más extremas que en verano. En zonas de interior y montaña, donde el riesgo de lluvias y nevadas es más elevado, el número de usuarios que deciden apostar por unas ruedas especializadas para esta época es creciente. Los neumáticos de invierno aportan mucho más agarre a las superficies de riesgo, lo que se traduce en una mayor seguridad. Además, evitan tener que realizar una serie de acciones para adaptar las ruedas convencionales a las situaciones extremas del invierno.
 
En la ecuación entre gasto económico y eficacia, el segundo valor prima por varios motivos. Por un lado, es una inversión en fiabilidad y seguridad al volante. La conducción es más cómoda con unos neumáticos de invierno que con un modelo cuatro estaciones ajustado. Por otro, se alarga la vida de las ruedas de verano, multiplicándola casi por dos.
 
Mejorar la presión y la adherencia
Otro aspecto clave para mantener en buen estado los neumáticos durante los meses de invierno es comprobar la presión de los mismos de forma periódica. Cada treinta días es un buen margen para realizar esta comprobación. Cada tipo de rueda tiene sus particularidades, así que hay que comprobar previamente cuál es la presión adecuada para el modelo de nuestro vehículo. Para la época más fría del año, es recomendable aplicar una presión ligeramente más alta de lo indicado; ya que el frío provoca que las ruedas pierdan presión con más facilidad. Es importante, cuando se circula con cadenas, reducir la velocidad y no realizar movimientos bruscos. La instalación de las cadenas no debe suponer un exceso de confianza en la conducción.
 
Entre las cuestiones más técnicas que deben revisarse cuando llega el invierno, está el nivel de profundidad del dibujo de la banda de rodadura del neumático, un elemento que asegura la adherencia y la buena circulación. En invierno esta profundidad debe aumentarse hasta los 3 milímetros. En condiciones normales, los niveles se sitúan en la mitad de esa cifra. El motivo es que, de esta manera, se mejora la distancia de frenado, un aspecto clave cuando las condiciones son adversas por motivos de lluvia, nieve o heladas. En ese sentido, este cambio también mejora la capacidad de la cubierta para drenar el agua cuando se conduce sobre terreno mojado.
 
Esta preparación para conducir durante el invierno puede completarse con la asistencia de profesionales, vía online o personal. Ellos tienen los conocimientos adecuados para aconsejar y ayudar en la preparación para esta época.
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