Los fabricantes de automóviles cada vez están más concienciados de la necesidad de buscar fuentes de energía renovables y sin emisiones contaminantes, lo que significa prescindir del petróleo y los combustibles fósiles. Los vehículos eléctricos son la alternativa más eficiente en este sentido, pero tienen el problema de la reducida autonomía. Una solución en la que se trabaja es el hidrógeno, y en este campo Toyota ha tomado la delantera con el primer modelo de serie que sale al mercado, el Toyota Mirai, que de momento solo se vende en Japón desde el pasado 15 de diciembre, aunque está previsto que llegue a Europa a final de 2015.
El coche de hidrógeno de Toyota acumula ya 1.500 pedidos, rompiendo las previsiones hechas por la marca de 400 unidades hasta final de 2015. El gran éxito de este producto ecológico ha obligado a ampliar los plazos de entrega y será necesario dotar a la factoría de mayor capacidad de producción.
Lo sorprendente es que un 40% de los pedidos realizados corresponden a clientes particulares, mientras que el 60% restante son oficinas gubernamentales o flotas de empresas de Tokio y las prefecturas de Kangawa, Aichi y Fukuoka.
El funcionamiento del Toyota Mirai –que significa futuro en japonés- se basa en la electricidad obtenida a partir de una reacción química entre el oxígeno presente en el aire y el hidrógeno que se almacena en un tanque a presión a bordo del vehículo mediante una reacción en una pila de combustible. Al no haber combustión, no se generan residuos contaminantes, tan solo vapor de agua, y puede ser el futuro del transporte cuando se cree una red de abastecimiento. 
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