La cuarta generación del híbrido japonés mejora en comodidad y en tacto, ofreciendo una calidad de acabados incontestable.
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La cuarta generación del híbrido japonés mejora en comodidad y en tacto, ofreciendo una calidad de acabados incontestable.
Cada vez van siendo más numerosos los modelos híbridos, cuyo mercado lo inauguró el Prius de la primera generación. Quizás por eso, Toyota no se ha dormido en los laureles y ha continuado evolucionando el modelo cuya última declinación probamos aquí, y sigue aplicando esta tecnología híbrida a las últimas novedades, como el Toyota C-HR o el todocamino RAV-4 Hybrid.
El nuevo Prius tiene una estética inconformista. Las líneas angulosas, sobre todo en la zaga, pueden gustar o no aunque, bajo ese extraño aspecto externo, esconde una buena cantidad de admirables cualidades: Es amplio, cómodo, consume lo justo y está repleto de tecnología.
Es un compendio de lo último en tecnología híbrida, con un esquema mecánico que combina un propulsor térmico de gasolina con otro eléctrico. El primero es un motor atmosférico, con 1.8 litros de cilindrada y 98 CV, mientras que el segundo es uno eléctrico, síncrono de imán permanente, capaz de aportar otros 72 CV.
La suma de ambos genera una potencia máxima de 122 CV, lo que significa que se han ‘perdido’ 14 respecto al Prius de la tercera generación. No obstante, una serie de mejoras técnicas en la gestión del motor de gasolina han mejorado su eficacia y reducido el consumo, que pasa a declarar 3,3 litros cada cien kilómetros en ciclo mixto.
La transmisión es a las ruedas delanteras, por medio de una arquitectura de engranajes planetarios tipo Variador Continuo CVT. Carece de las marchas tradicionales, pues el variador consigue acoplar las revoluciones del motor a las ruedas de un modo variable, a semejanza de los ciclomotores.
El arranque se produce en modo eléctrico y, a medida que va ganando velocidad, el propulsor de gasolina se pone en marcha de manera imperceptible. Si se circula a un ritmo estable, se escucha tan solo un suave murmullo, pero cuando se acelera más o cuando se aborda una cuesta, el motor térmico pasa a funcionar a altas revoluciones con un zumbido constante que, en el nuevo Prius, se ha reducido mucho respecto al anterior.
Con esta tecnología, las prestaciones del Prius son similares a las de una berlina equivalente con mecánica de gasolina. Alcanza una velocidad máxima de 180 km/h y acelera de 0 a 100 en 10,6 segundos. Unas cifras que no son espectaculares pero que, en la práctica, permiten a nuestro protagonista mantener sin esfuerzo velocidades de crucero considerables.
Antes de analizar su comportamiento, diremos que el espacio interior es superior al de la anterior versión, algo lógico si vemos que la longitud de la carrocería ha pasado a ser de 4,54 metros, lo que le permite presumir de un maletero de 502 litros de capacidad, mucho más que los 445 del anterior. Los asientos se han rediseñado para ser más confortables. El puesto de conducción está algo más bajo y la postura al volante es más natural.
El cuadro de instrumentación, colocado en la parte superior del salpicadero, aporta una información muy completa en forma digital y se complementa con la pantalla táctil de 7,0 pulgadas del sistema multimedia “Toyota Touch 2 & Go”, con navegador y mapas de Europa, radio Bluetooth y tomas USB y AUX. Son tantos los datos, que conviene leer atentamente el voluminoso manual del propietario para conocer cada uno de ellos.
Por medio del botón “Drive Mode” de la consola, el conductor puede seleccionar tres modos diferentes de conducción, más uno cien por cien eléctrico, “EV Mode”.
En marcha, se percibe una palpable mejora respecto al anterior Prius. El trabajo en la insonorización hace del habitáculo un espacio relajado y agradable. La sensación de aplomo es muy notable, con una dirección asistida muy precisa que sigue fielmente los deseos del conductor. Incluso se siente bien por carreteras estrechas y viradas, donde parecería que el modelo no estaría a gusto, ya que el incremento de la comodidad invita a utilizarlo en viajes de media distancia, a lo que ayudan sus bajas cifras de consumo (5,0 l/100 km reales en nuestra prueba), siempre que no se abuse del acelerador. La única pega la encontramos en el tacto del pedal de freno, que es poco progresivo y hace que, a veces, frenemos con más fuerza de la necesaria.
Dispone de serie de muchas ayudas tecnológicas que aseguran una conducción relajada, como los sistemas de control del ángulo muerto y de alerta por cambio involuntario de carril, así como el control de velocidad de crucero adaptativo. Sin olvidar otros detalles de calidad, como el sistema de proyección de información en el parabrisas “Head Up Display”, los faros completos de LED con función adaptativa.
La dotación de serie es tan completa que solo se puede añadir como extra la pintura metalizada (575 €). El precio final es de 30.565 €, sin incluir descuentos. El salto cualitativo del nuevo Prius lo vale.
J. Miguel Quintana www.vidapremium.com
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