Pago de Otazu estrena la añada 2022

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El lanzamiento de esta nueva añada trae consigo una renovación de la etiqueta, que refleja con precisión la identidad del terroir de Otazu, forjando al mismo tiempo una conexión más profunda con el arte contemporáneo.

La añada 2022 de Pago de Otazu llega marcando un antes y un después en la presentación de sus vinos. Esta nueva propuesta incorpora una etiqueta innovadora que simboliza la singularidad del terroir y un vínculo profundo con el arte contemporáneo. La introducción de este diseño marca el inicio de un cambio visual para toda la línea, consolidando la identidad de esta bodega como un referente de creatividad y excelencia.

El Pago de Otazu 2022, un ensamblaje de Merlot (61%) y Cabernet Sauvignon (39%), ha sido galardonado con 94 puntos en la Guía Peñín y 93 puntos en Robert Parker WineAdvocate, un reconocimiento a su calidad y cuidado en la elaboración.

El proceso comienza con una vendimia manual en cajas de 12 kilos, seguida de una criomaceración a 5ºC, fermentaciones en depósitos de hormigón y barricas de roble francés. El resultado es un vino de color rojo cereza profundo, con notas de frutos rojos y negros, especias y un elegante fondo floral, perfecto para acompañar asados, carnes y pescados a la brasa, arroces y tablas de quesos.

El estreno de esta etiqueta no solo responde a razones estéticas, sino que también profundiza en la relación de la bodega con el arte. Las próximas añadas de Pago de Otazu Chardonnay 2023 y Altar 2016 también contarán con diseños renovados que integrarán elementos artísticos. En el caso de Altar, la etiqueta incluirá la obra Existencia, del artista Héctor Zamora, donde cada botella llevará una huella única hecha con el suelo de Otazu, simbolizando la conexión entre el viticultor y la tierra.

Las esculturas Guardián I y II, del artista Xavier Mascaró, siguen presentes en la narrativa visual de la marca. Estas piezas monumentales, ubicadas en el viñedo, inspiran las etiquetas actuales, con fotografías detalladas que capturan sus texturas intrincadas, reflejando el paso del tiempo y el cuidado de la tierra.

El arte y el vino se fusionan
La bodega, ubicada en la localidad de Otazu (Navarra), cuenta con su propia denominación de origen protegida (D.O.P.) y una historia que se remonta al siglo XII. Su compromiso con el arte se refleja en una colección de más de 150 obras contemporáneas, integradas en su entorno. Colabora estrechamente con artistas para presentar sus vinos como expresiones artísticas, reflejando una fusión entre tradición y modernidad.

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