Elegante y muy confortable para un uso diario, la berlina alemana suma un eficaz bloque de gasolina de 140 CV.
Sustituto del emblemático Vectra, el Opel Insignia se ha convertido, en algo más de tres años, en un modelo de gran aceptación que, además, ha obtenido galardones tan prestigiosos como el de Coche del Año en Europa. Ciertamente, posee argumentos de sobra para tal reconocimiento y ha contribuido a que la gama del fabricante de Rüsselsheim gane en empaque, además de estrenar un lenguaje de diseño que, con posterioridad, ha sido aplicado a las últimas generaciones del Astra y el Meriva.
Propulsor de nueva factura
Desde el segundo semestre de 2011, el Insignia ha recibido mejoras significativas, como la adopción de un bloque de gasolina de 1,4 litros, turboalimentado, que hemos tenido la oportunidad de testar recientemente. Con una potencia de 140 CV, esta mecánica reemplaza a la atmosférica de 1,8 litros, de idéntica entrega, y destaca por su eficiencia tanto en lo relativo al consumo como a la emisión de dióxido de carbono.
Para ello, el propulsor, asociado a una caja de cambios manual de seis marchas de buen guiado, recurre a soluciones como un nuevo sistema eléctrico de control del motor, un mapa optimizado para el termostato o un dispositivo Start/Stop de magnífica respuesta. El resultado es una motorización suave y enérgica que poco o nada tiene que envidiar a las de gasóleo, ya que su par máximo (200 Nm) se obtiene por debajo de las dos mil vueltas. En cuanto al consumo, durante nuestra toma de contacto registramos una media de 6,7 litros, mientras que en el capítulo de las emisiones Opel anuncia una cifra de 134 g/km, significativamente inferior a la del bloque de 1,8 litros. En el caso de la carrocería de cinco puertas, esta mecánica posibilita acelerar de 0 a 100 km/h en menos de once segundos y superar holgadamente la barrera de 200 km/h.
Atractivo y con un generoso espacio de carga
Y, ya que nos referimos a la carrocería, la de cinco puertas –al igual que la de cuatro– se presenta en un elegante envase de 4,83 metros de longitud aderezado con llantas de 18 pulgadas, revestimientos cromados o faros halógenos con función de luz diurna.
Una vez en el interior, la primera impresión es que estamos ante un coche importante, dado el arsenal de mandos que tenemos a nuestra disposición. En este sentido, se hubiera agradecido la inclusión de una consola central con menos botonadura. Continuando con este apartado, la adquisición del sistema de navegación Navi 900 –595 euros– posibilita que el mismo pueda gestionarse mediante un mando similar a los que utilizan los modelos de BMW (iDrive) o Audi (MMI), un detalle que aporta un plus de exclusividad al equipamiento.
En líneas generales, las cotas de habitabilidad son razonables, si bien, al igual que ocurre con otras berlinas que hemos probado en las últimas semanas –el Volkswagen CC, por ejemplo–, el diseño de la carrocería del Insignia, con una línea de techo descendente, penaliza a quienes ocupan las plazas posteriores –así como la visibilidad para el conductor–. Tras ellas se encuentra un maletero cuyo volumen de carga es de 530 litros.
FlexRide: una buena opción
En el apartado dinámico, nuestra unidad equipaba el sistema de chasis electromecánico FlexRide –opcional por 880 euros–, que permite circular en modo normal o seleccionar una respuesta más confortable (Tour) o deportiva (Sport). Como en otras ocasiones, nuestra toma de contacto la hemos realizado en un circuito combinado –ciudad y autovía/autopista–, aproximándonos así a los trayectos que realiza la mayoría de los conductores durante la semana. En esta ocasión, no hemos testado el Insignia en carreteras secundarias, por lo que no podemos hacer una valoración de su comportamiento en tramos serpenteantes y con la suspensión adaptativa en modo Sport.
Con las otras dos funciones –estándar y Tour–, el modelo alemán es magnífico para el día a día por la entrega del motor, el confort que brinda a sus ocupantes y por un maletero capaz de cargar con medio supermercado o con las maletas de la familia para disfrutar de una escapada de fin de semana. En el apartado mejorable –cuestión de gustos–, hubiésemos preferido una dirección más dura o directa al circular en autovía o autovía, si bien su respuesta en ciudad contribuye a sortear con facilidad los atascos o a realizar las maniobras de aparcamiento.
Equipamiento y precio
A todo ello, el Insignia en acabado Excellence suma un equipamiento de lo más interesante: airbags frontales, laterales y de cortina, controles de estabilidad y de tracción, reposacabezas delanteros activos, freno de estacionamiento eléctrico, sensores de luz y lluvia, volante multifunción de cuero con inserciones cromadas, climatizador digital bizona, control de velocidad, asiento del conductor con reglajes eléctricos, instrumentación con aros cromados, espejos retrovisores eléctricos y calefactables, Bluetooth, equipo de audio con lector de Mp3 y puerto USB, etc.
Con carrocería de cinco puertas, el precio del Opel Insignia 1.4 Turbo Excellence es de 27.300 euros, una tarifa que puede ser inferior en función del descuento aplicado por el fabricante –durante el mes de mayo, de 1.883 euros–.