La roadster más evolucionada de Harley cuenta con motor 1200 V-Twin, horquilla invertida, refuerzos en el cuadro y una frenada destacable.
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La roadster más evolucionada de Harley cuenta con motor 1200 V-Twin, horquilla invertida, refuerzos en el cuadro y una frenada destacable.
Seguramente si has leído otras pruebas realizadas por mí, sabrás que tengo a mi Nieves, una Sportster 883 de hace 14 años, una reina en la que me refugio para mayor placer en la carretera, una Harley Davidson carburada de las de antes, mala frenada y mala suspensión, pero con un sonido hermoso, producto de su correcta admisión y unas apropiadas colas Screaming Eagle. Nieves me perdona que le sea infiel con las diversas motos que pasan por mi culo al cabo del año, me acoge sin preguntas, me entiende y sólo me pide que yo la entienda a ella. Como bien sabe definir mi amigo Maltese, él posee una maravillosa Softail llamada Adelina de una edad parecida, “son motos que no sólo tienen su alma, además tienen su humor, un día es bueno y otro es cascarrabias, nos hablan y nos demuestran que están vivas”.
La gente me pregunta por qué no he cambiado de moto, por qué no he entrado en la escalera de Harley: Sportster, Dyna, Softail, Touring; como si esa fuera una evolución natural e inexorablemente haya que pertenecer a ella. Pues no, no podría deshacerme de mi Nieves, su historia es la mía, con sólo dos años se la compré a Iñaki, él con parte del dinero se compró una guitarra eléctrica para pulsar con sus dedos las seis cuerdas y sí la gloria de Nieves se propaga con la cadencia del blues y la chispa del rock’n’roll, no se me ocurre un transacción más afortunada que esa.
El caso es que se supone que aquí debemos hablar de otra Sportster, como un pureta cansino os doy la brasa con mi Nieves, no obstante tiene su pequeño motivo. Os he dicho que mi moto tiene sus carencias técnicas, principalmente en la parte ciclo, el eterno caballo de batalla de las Sportster, carencias tremendamente solucionadas en los últimos tiempos, para mi gusto de una forma correcta. Pero ahora tenemos una Sportster especial, un hierro que parece mirarte de reojo con cierta mala ostia, ¿por qué? Ahora os lo cuento.
Lo primero que te llama la atención es su horquilla, ver una horquilla invertida en un Sportster es un curiosidad que siempre tuve dentro de mí, a ello hay que unirle los amortiguadores de nueva factura, afortunadamente el stock de cientos de miles de amortiguadores de dudosa calidad que durante años tuvimos que sufrir parece que ya se les han acabado, algo me dice que marcas como Progressive lo van a notar en su cuenta de resultados, por cierto, consejo gratis, para los que tenéis Harleys de años parecidos a los de mi Nieves, probad a montar amortiguadores Hagon.
Salí ávido a lo negro como un niño con el juguete nuevo de otro, la postura clásica de las Sporster pero con un manillar bajo y un tanto estrecho, asiento monoplaza con un apéndice chepudo a modo de colín, una imagen muy cafetera, me recuerda todo ello a los accesorios que sacó hace un tiempo RSD para darle un toque Café Racer a la pequeña de las Harleys, en Milwaukee han decidido que para que la pongas tú cositas ya te la venden ellos con los caprichos puestos. El caso es que el motor de 1200 cc va ahora en una galera más preparada para remar deprisa, durante los días que tuve esta moto hice lo que hago siempre en la pruebas, la metí por carreteras de todas las tonalidades del gris al negro, con firme de circuito y con firme de los que parece que no pagamos impuestos.
Pero sin duda donde más ganas tenía de llevarla era por curvas y más curvas y ahí me sacié como sólo se sacian los mórbidos compulsivos, si exceptuamos la XR y eso no es una Sportster, seamos claros, nunca había llevado de una manera tan eficaz este modelo de Harley, la moto era una tiralíneas, la rigidez del conjunto del chasis junto con la suspensión confieren un tratamiento de las curvas como si estuviéramos sobre una Naked, pero amigo todo ello acompañado con una frenada que personalmente me sorprendió, frena magníficamente con su doble disco delantero flotante, pinzas de doble pistón con resultado efectivo de la frenada que tiene mucho mérito porque estamos ante una moto pequeña pero de 259 kilos en orden de marcha, pero que mucho mérito.
Para un culo acostumbrado al custom puede resultarle un tanto dura la firmeza de la suspensión, no obstante, se debe medir esta moto lejos de los parámetros del Custom, el Cafe Racer copa el mercado actualmente. Pero sí me gustaría hacer referencia sobre el equilibrio entre la parte trasera y delantera, tenía el miedo de que hubieran hecho la suspensión trasera demasiado dura y con poco recorrido, lo que se traduciría en la aparición de botes de la rueda trasera cuando el firme se rice ligeramente, forcé la situación pero el efecto no apareció. En cambio, era un gusto apurar la frenada por lo bien que se aguanta con esa horquilla invertida, lo que me lleva a las gomas.
Monta unas ruedas de Dunlop de la serie 500 especialmente creadas para Harley Davidson, nada que ver en la prueba con las de la serie 400, de base ya sólo con clavar la uñita ves que estás ante una goma más blanda, se traduce en un agarre mayor pero con una carcasa que sigue siendo rígida como demanda una moto de estas características, no pude medirla en lluvia, pero de seguro que supera de lejos el comportamiento de las 400 en mojado, desconozco que clase de envejecimiento tienen las 500 pero me dieron una excelente impresión.
Después de haberte contado todo esto es el momento de abordar la caja de cambios, una cinco hierros de sobra conocida para cualquier aficionado a las Harley, sus cinco marchas de tacto contundente y a las que me hallo tan acostumbrado que cuando monto alguna otra moto de conceptos más mundanos, hace que me parezcan de chicle y sin gracia, pues bien, aquí desentona un poco en el conjunto, pero sólo cuando vas con los dientes apretados, te das cuenta de que falta agilidad en su accionamiento para el ritmo que eres capaz de llevar, a cambio puedes tirar de par y ahorrarte alguna marcha, ventajas de este motor.
En cualquier caso estamos ante una Harley, su motor es el Evolution 1200 V-Twin de sobra conocido, pero en esta ocasión he sentido claramente la diferencia en todo el conjunto de la moto entre llevarlo por encima o por debajo de 3.000 rpm. Por debajo lo de siempre, pistonadas tranquilas que siempre empujan aunque bajaras tanto su pulso como para poder contar cada latido. Por encima de esas 3.000 una alegría porque la galera corta olas sin que se venga a pique.
Antes dije que el asiento es monoplaza, por las fotos juzga tú mismo, legalmente es un biplaza pero seamos sinceros, el asiento no da concesiones a los más altos y tienes que tener una relación sentimental y/o sexual muy intensa con quien se atreva a montarse ahí, además de gustarle las emociones fuertes.
La autonomía de la moto no variaba mucho, siempre se me iluminaba el pilotito que anuncia que se acaba la fiesta a los 165-170 kilómetros, con un consumo que oscilaba entre 5,2 y 5,6 litros a los cien. Puede parecer poco, si bien es verdad que teniendo en cuenta que el depósito ‘Peanut’ de 12,5 litros es el mismo desde hace años puede parecer que ha perdido autonomía, esto se debe a que hace años la reserva era de dos litros y en la actualidad se ha aumentado a unos 3 litros.
El solitario reloj central tiene como principal protagonista un cuentarrevoluciones analógico, me parece una magnífica idea, debajo de él un display digital te cuenta la velocidad y los datos típicos de un odómetro, no me gustó tanto, dependiendo de la incidencia del sol no se ve muy bien y si llevas unas gafas de cristales polarizados no se distingue lo que marca.
La sensación que me llevé es la de estar ante una Sportster personalizada, con claras connotaciones de Naked, un modelo mítico que cafetean de fábrica y para los que viven el Custom desde su lado más veloz, el Cafe Racer Americano. Los precios de la Harley Davidson Sportster Roadster son los siguientes:
Vivid Black 13.175€
Color 13.425€
Dos tonos 13.725€
José Ángel Lorenzo – www.super7moto.com
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