Hasta el 30 de noviembre estará abierta la exposición que no deben dejar de visitar los amantes de la cerveza.
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Hasta el 30 de noviembre estará abierta la exposición que no deben dejar de visitar los amantes de la cerveza.
Ahora podrás tomar una pinta como no se sirve en otro lugar. Y es que Guinness traslada su emblemática Storehouse de Dublín y su impactante Gravity bar al corazón de Madrid para dar a conocer la auténtica esencia irlandesa, su proceso artesanal y descubrir al mundo por qué son esenciales los 119,5 segundos al servir cada pinta, ni más ni menos. Y es que existe todo un ritual alrededor de la pinta perfecta y durante estos tres días el visitante podrá descubrirlo.
Desde hoy y hasta el domingo 30 de noviembre, en el multiespacio Impact Hub Madrid (C/Gobernador, 26), comenzará el viaje hacia lo extraordinario, o lo que es lo mismo, un recorrido por diferentes espacios donde, a través de salas interactivas, el pasajero podrá sumergirse en la célebre trayectoria de Guinness. Visitará la sala de elaboración donde se podrán experimentar los diferentes ingredientes que hacen de esta cerveza, la cerveza oscura por excelencia, paseará por la sala del maestro tonelero donde se explicará el proceso de distribución y cómo es posible que todas las Guinness del mundo salgan de la fábrica de Dublín, y conocerá el tiempo exacto para servir la pinta perfecta. ¿La recompensa después de un día de duro trabajo? Entrar en el increíble Storehouse emplazado en un espacio que recuerda a fábrica irlandesa con ladrillos vistos, cemento y hierro en las ventanas.
Para los amantes de la comunicación y la publicidad, se ha habilitado una extensa exposición de campañas publicitarias de Guinness desde sus inicios hasta la actualidad ¿El objetivo? Hacer viajar el espíritu Guinness a todas las partes del mundo e intentar vender tantas pintas de Guinness como se venden en el Storehouse de Dublín. ¡Unas 3 millones de pintas al día!
Con esta iniciativa, Guinness pretende exportar su conocimiento sobre la cerveza a todos los amantes de esta bebida trasladando por primera vez su Storehouse, la Casa de Guinness, a las principales capitales de Europa. En 1997 abrió sus puertas al público y en el año 2000 se creó lo que hoy conocemos, una experiencia interactiva con el visitante.
Este viaje, al igual que Guinness, pretende unir distintas generaciones para disfrutar de la mejor música con la mejor pinta. La marca se ha convertido en un auténtico icono de Irlanda, convirtiéndose en la cerveza perfecta para compartir con amigos y familiares, en un auténtico símbolo de amistad y de unión.
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