Frederique Constant Classic Perpetual Calendar

La manufactura ginebrina vuelve a sorprender con una evolución de su modelo con calendario perpetuo: nuevo calibre, caja más elegante y una esfera en tono salmón que enamora a los coleccionistas, manteniendo la accesibilidad a la alta relojería.

En 2016, Frederique Constant revolucionó el mercado al lanzar el calendario perpetuo más asequible de la relojería suiza. Ahora, la marca regresa con una reinterpretación del Classic Perpetual Calendar Manufacture, que eleva la estética, la técnica y el espíritu de esta complicación sin perder su esencia accesible.

El nuevo modelo se presenta en una caja de acero de 40 mm, un tamaño más contenido que resalta la elegancia y el refinamiento del diseño. Esta nueva caja Classic, inspirada en los códigos de la relojería vintage, exhibe astas suavizadas y proporciones armoniosas, rindiendo homenaje a la sobriedad estética del pasado.

La esfera se viste de un sofisticado color salmón, el favorito de muchos coleccionistas, y se organiza con una disposición clásica del calendario perpetuo: mes y año bisiesto a las 12 horas, día de la semana a las 9, fecha a las 3, y una fase lunar a las 6 horas. Cada uno de estos elementos está enmarcado con niveles anulares sutiles, aportando dinamismo a la lectura y profundidad al diseño. La escala minutera tipo ferrocarril y las agujas dauphine pulidas a mano refuerzan la estética atemporal del reloj, mientras que la ausencia de numerales resalta su pureza visual.

En el corazón de esta pieza late el nuevo calibre de manufactura FC-776, el número 34 desarrollado internamente por Frederique Constant. Este movimiento hereda la robustez y fiabilidad del FC-775, pero con importantes mejoras. La más destacada es su reserva de marcha de tres días, una ampliación lograda tras una optimización técnica en 2024 basada en los calibres 706-716. El FC-776 opera a una frecuencia de 4 Hz y está ajustado en seis posiciones, lo que garantiza una precisión constante en el uso diario. Puede admirarse a través de su fondo de zafiro, donde revela su meticulosa decoración y arquitectura.

Fiel a su filosofía, Frederique Constant sigue acercando la alta relojería al gran público, con una pieza que, pese a su complejidad mecánica, mantiene una relación calidad-precio inigualable. Desde su fundación en 1988, esta empresa familiar independiente ha perseguido democratizar la relojería suiza sin renunciar a la excelencia técnica ni a la belleza formal.