BMW R nine T Scrambler

BMW R nine T Scrambler

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Aspecto de moto de los años 50, colores clásicos, postura relajada, escapes elevados y un motor bóxer de dos cilindros de 110 CV.

Al igual que las motos de los años 50 que hemos visto en las películas rodar a toda velocidad por carreteras de montaña y playas equipadas con sus neumáticos de tacos, tubo de escape elevado, largas suspensiones y una cómoda posición de asiento, en BMW han querido volver a aquellos años dorados con una réplica que se inspira en la R 68 de 1951, una moto con escape 2 en 1 montado en una posición alta empleada por el legendario piloto Schorsch Meier para competir en las carreras.
La réplica del siglo XXI es una moto que consigue revivir de forma muy especial aquellas clásicas ‘scrambler’ pero con una tecnología muy avanzada que nace de la división BMW Motorrad Heritage.
En el apartado mecánico la BMW R nine T Scrambler apuesta por un clásico y potente motor con 1.170 cc refrigerado por aire y aceite que entrega una potencia de 110 CV (81 kW) a 7.750 rpm y un par máximo de 116 Nm a 6.000 rpm, cumpliendo las especificaciones de gases de escape Euro 4.
Va anclado a un bastidor tubular de acero creado especialmente para este modelo que incluye el motor bóxer como elemento portante y está compuesto por una parte delantera con tijas integradas y una posterior con soporte para el basculante. El subchasis desmontable permite elegir una estructura para dos personas o para una sola, dando en este último caso una apariencia mucho más clásica.
La geometría del chasis favorece la maniobrabilidad y del guiado de la rueda delantera se encarga una horquilla telescópica con fuelles de goma y recorrido de125 milímetros, mientras que en el eje trasero lleva un sistema monobrazo Paralever con un recorrido de 140 mm. Las llantas son de metal fundido ligero, la delantera de 19” y la trasera de 17”. El equipo de frenos está compuesto por discos delanteros de 320 mm y uno trasero de 265 mm con mordaza flotante de dos bombines para mejorar su capacidad de frenado.
La postura de conducción es erguida, relajada y cómoda, con un manillar más alto que la R nine T y el asiento ligeramente menos acolchado, mientras que los estribos se encuentran en una posición más retrasada.

El conjunto de aspecto retro se remata con un faro redondo y un velocímetro analógico de estilo clásico, un depósito de acero de 17 litros de capacidad y una placa de aluminio montada en el lado derecho, por encima de la entrada de aire, que lleva el distintivo R nine T. 

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